El presidente de la organización Médica Colegial, Isacio Siguero, comparecía en la noche de este jueves ante el Club Siglo XXI. Su discurso versaba supuestamente sobre la atención al paciente. Reclamó más tiempo para una atención humana y exigió que las decisiones de las listas de espera recayeran en los médicos y no en una administración sanitaria burocratizada y sometida a criterios políticos.

Pero sobre todo, su discurso se dirigió a criticar las tensiones territoriales que pueden llevar a inversiones sanitarias allá donde hay votos en lugar de donde hay pacientes. Siguero abogó por la primacía del paciente por encima de los criterios administrativos o de mercado. Quiero justicia social en una medicina moderna y no discriminatoria. Una discriminación que en su opinión, podría llevar a crear españoles de 1ª, 2ª, 3ª e incluso sin clasificar.

Por todo ello, concluyó que España es mi paciente del alma, la quiero sin metástasis de rencores, sin raros virus que tratan de minarla. En resumen, el presidente de la Organización Médica colegial abogó como médico, como español y como cristiano por una España sana, cuerda y fraterna. Le doy mi mano, la miro de frente hasta que la sienta cosa mía, a ver si la terapia del afecto goza ahora de eficacia; es mi deseo, concluyó. De esta manera, Siguero aprovechó su encuentro en el Siglo XXI, para lanzar una dura crítica a los proyectos estatutarios que podrían amenazar la solidaridad de todos los españoles, defendiendo su visión de España como español, médico y cristiano. Como suele ocurrir en estos casos, el presidente de la OMC recibió un caluroso aplauso del público y la felicitación honesta y afectuosa de los más cercanos.