Sr. Director:

Tras leer sus distinciones acerca de la guerra de Irak en torno a Obama y McCain, la lectura me sugiere que hablar de la guerra de Irak en singular es, muy posiblemente, un caso de inercia mental.

En 2003 se inició una guerra en Irak y en 2008 prosiguen en ese territorio, sin solución de continuidad, los despliegues militares, las confrontaciones y las muertes violentas; además, los protagonistas son materialmente los mismos, pero ¿es la misma guerra?

El caso recuerda a los combates sucedidos en Rusia sin interrupción entre 1914 y 1920: primero guerra convencional entre Imperios, luego ocupación germana frente a un gobierno revolucionario, y, por último, guerra civil en que la intervención extranjera se extendió desde cuerpos francos alemanes a ejércitos expedicionarios de la Entente y estados nacionalistas recién constituidos.

La guerra iniciada y rápidamente resuelta en 2003 enfrentó convencionalmente a los Estados Unidos (y algunos aliados) con el único gobierno reconocido (y no por ello menos tiránico) de Irak. Y después de la derrota y derrocamiento de éste hubo un primer momento en que las acciones de resistencia contra el ocupante estaban ligadas al antiguo partido único de Gobierno, el Baas. Pero en la actualidad se libra una guerra subversiva, en fase terrorista sin alcanzar la de guerrilla, entre el Ejército norteamericano, algunos aliados occidentales, y unas crecientes fuerzas militares y policiales iraquíes al servicio de un Gobierno electo contra unas milicias particulares y unas redes terroristas islamistas.

Territorio y protagonistas físicos son los mismos, y existe continuidad en el tiempo, pero los objetivos de los contendientes y su fisonomía han cambiado. No es la misma guerra, y por lo tanto ante las categorías de justa o injusta esas guerras pueden merecer calificaciones opuestas. Desde luego, la inmensa mayoría de las víctimas iraquíes (muertos, heridos, desplazados) se han producido después de la caída de Saddam, entre civiles, y a manos de los repetidos atentados islamistas indiscriminados.

Y los ejércitos organizados, americano, británico, iraquí y aliados son los que combaten la matanza, y por eso su retirada no es ni imperativa ni aconsejable, sino un mal. Sugiero que la distinción entre dos guerras de Irak: la guerra contra Saddam y la guerra contra el islamismo clarificaría muchas cosas.

Luis María Sandoval

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