• Monseñor Emil Shimoun Nona es arzobispo caldeo de Mosul, de donde huyeron cerca de 500.000 personas -entre cristianos y musulmanes- tras caer la ciudad en manos de los yihadistas.
  • Advierte el prelado: "El espíritu y el estado de ánimo de los refugiados es cada vez más difícil y desesperado, porque no ven signos positivos para el regreso a casa" en un futuro próximo.
  • El prelado destaca el compromiso de la Iglesia "hacia las familias que aún viven en tiendas de campaña, en las escuelas, en las aulas y en las parroquias".
  • Hacemos todo lo posible, añade, "para que puedan vivir de una manera más humana" y estamos agradecidos "por las muchas donaciones que vienen de todas partes del mundo". 
En Irak y Siria los yihadistas del Estado Islámico siguen ampliando sus 'conquistas' en el territorio en el que han declarado un califato, regido por la ley islámica, y donde se dedican a matar a quienes no creen o piensan como ellos y a violar y esclavizar sexualmente a mujeres de esos territorios. Por eso, los cristianos de Irak y Siria huyen de allí.

Lo último es que las autoridades iraquíes han dado la voz de alarma, pidiendo ayuda militar en la provincia occidental de Anbar, que podría caer "en breve" en manos de los yihadistas, que están atacando la capital provincial, Ramadi, y han capturado grandes porciones de tierra. La eventual caída de Anbar daría a los terroristas la posesión de una amplia zona entre Siria e Irak, creando una línea directa de preludio de suministros para el asalto a la capital iraquí, Bagdad, objetivo final de los terroristas.

En ese contexto, monseñor Emil Shimoun Nona, arzobispo caldeo de Mosul, en el norte de Irak, la segunda ciudad más importante del país y la primera ciudad en caer en manos de la milicia del Estado Islámico, señaló que la cercanía mostrada por el Sínodo celebrado en Roma a las familias cristianas en el Medio Oriente que están pasando por un período de gran "dificultad", en particular "Irak" es una señal "muy positiva" porque es "importante hablar y nos da la fuerza para seguir adelante", informa Asia News.

Mons. Nona fue el primero en lanzar la alarma sobre el peligro que representa el avance de los islamistas tras la conquista de Mosul, donde cerca de 500.000 personas -cristianos y musulmanes- han huido desde principios de junio para no tener que convertirse al Islam extremista y donde fue fundado un Califato e impuesta la sharia.

Advierte el prelado: "El espíritu y el estado de ánimo de los refugiados es cada vez más difícil y desesperada, porque no ven signos positivos para el regreso a casa" en un futuro próximo.

La situación de tensión y peligro por la eventual caída de la totalidad de Irak en manos del Estado Islámico está acompañada por las crecientes dificultades que enfrentan los refugiados (cristianos o no) en el norte del país, sobre todo entre aquellos que han huido de Mosul y la llanura de Nínive. "Ahora la gente está desesperada -subraya Monseñor Nona- y ya no cree en el regreso a casa, está claro que el Estado Islámico es más fuerte que los bombardeos de la coalición". El prelado destaca el compromiso de la Iglesia "hacia las familias que aún viven en tiendas de campaña, en las escuelas, en las aulas y en las parroquias". Hacemos todo lo posible, añade, "para que puedan vivir de una manera más humana" y estamos agradecidos "por las muchas donaciones que vienen de todas partes del mundo".

"Estamos buscando casas para alquilar -dice el arzobispo de Mosul- pero es imposible encontrar alojamiento para todos y las casas no son fáciles de encontrar, por lo que se buscan otras soluciones". Mons Nona advierte de los numerosos riesgos, muchos desafíos y dificultades experimentadas por las familias cristianas iraquíes arrancadas de su tierra: "¿Cómo es posible permanecer juntos - se pregunta el prelado -, y hacer lo que se hace en la vida cotidiana en la casa de familiar, en una tienda de campaña, en una escuela pública o compartiendo un piso con otras familias".

Se presentan grandes problemas en términos de las relaciones personales, en la relación interna de la pareja y la educación de los niños, todos problemas que acompañan a "las graves dificultades económicas". Por esto los sacerdotes "promueven actividades para niños y jóvenes, los hacen jugar para olvidar, aunque sea por unos momentos, el drama de la guerra".

Por último, en el Sínodo de Roma, el arzobispo de Mosul pide "atención a las dificultades experimentadas por las familias", mirando "diferentes situaciones y diversas realidades", elaborando "no una solución para todos, pero respetando el modo de pensar y de vivir de las familias de todo el mundo".

Urgen oraciones por los cristianos perseguidos por su fe en Cristo.

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com