Este drama épico recuerda la vida del piloto y atleta olímpico Louis "Louie" Zamperini quien, en el año 1943 y tras un accidente aéreo, sobrevivió 47 días en una balsa en el Pacífico junto a dos tripulantes de su bombardero. Sus penalidades no acabaron ahí porque fueron capturados por la marina japonesa y mandados a un campo de prisioneros hasta el final de la II Guerra Mundial.

La película, además de narrar detalladamente todos los acontecimientos biográficos de este de la Segunda Guerra Mundial también está recorrida por una gran espiritualidad porque, evidentemente, cuando la muerte sobrevuela el sentido de la vida o la fe, en el caso de los creyentes, hace su aparición.

Angelina Jolie, con ayuda en el guión (entre otros) de los famosos hermanos Coen, ha apostado por una narración al estilo clásico, plagada de flash-back que nos van dando pistas del viaje emocional de ese hombre que empezó siendo un adolescente problemático y acabó convertido en todo un símbolo de valor. Las vivencias del protagonista son impresionantes, pero hay que achacar a la bisoñez como directora de Jolie los detalles innecesarios que alargan la narración y, en ocasiones, falta de pulso dramático.

Pero, a pesar de ello están ante una odisea humana que merece la pena ser contemplada aunque haya algunos defectos cinematográficos. Aunque, posiblemente, la mayoría de las críticas negativas que ha recibido este largometraje no se deben tanto a sus defectos formales sino a las profundas creencias que Zamperini defendió tras volver de la Segunda Guerra Mundial que él resumía de esta forma: "Mientras hay vida, hay esperanza. Lo que pase, depende de Dios".

Para: Los que les gusten las historias de héroes de verdad

Juana Samanes