Esperadísimo estreno del británico Christopher Nolan, el director de una de las trilogías más admiradas de las últimas décadas dedicadas a El caballero oscuro (Batman).

Interstellar nos sitúa en un futuro próximo. Nuestro planeta, agotados sus recursos naturales debido a inclementes tormentas de polvo, se ha convertido en un gran campo en el que los habitantes dedican todos los esfuerzos a cultivar cualquier alimento para solucionar la hambruna: los ingenieros se han transformado en granjeros. La única solución para salvar a la humanidad es encontrar otro planeta, en otra galaxia, para que sea posible la supervivencia de los seres humanos. En esa tesitura, a un antiguo expiloto de la NASA, llamado Cooper, ahora viudo y dedicado a la labranza, le ofrecen la posibilidad de convertirse en el conductor de una nave exploradora que debe penetrar en  un agujero negro que puede hacer factible que se alcance el planeta soñado…Pero, para ello, Cooper deberá dejar atrás lo que más ama: a sus dos hijos pequeños…

Fiel a su estilo narrativo, Christopher Nolan realiza una película de ciencia ficción visualmente poderosa, con  un ritmo ágil que alterna tanto  las emocionantes aventuras que atraviesan los tripulantes de la nave exploradora como  la lucha de los científicos, en la Tierra, por esperarles y salvarla…Dicho esto, se puede afirmar que las dos primeras horas (de los 168 minutos de metraje de Interstellar)  se pasan como un suspiro a pesar de que se da la incongruencia de que la pareja protagonista  de viajeros, encarnada por McConaughey y Hathaway, nunca envejece en sus saltos temporales. No obstante, donde realmente, esta película provocará la división entre los admiradores de Nolan es en su desenlace, donde se exponen cuestiones sobre espacio-tiempo que no sólo chirriarán  a los especialistas en Física espacial sino a cualquier cinéfilo puesto que se presentan situaciones que resultan incoherentes y contradictorias con todo lo defendido en las dos primeras partes de la película, y donde se intuye una cuestionable teoría sobre la inexistencia de un ser supremo.

Pero, sin entrar más en la Metafísica, Interstellar, a pesar de su espectacular envoltorio (formalmente es impecable y recuerda 2001: Una odisea del espacio), no posee la profundidad que encerraba Gravity, de Alfonso Cuarón y plantea muchas preguntas sin respuesta. Por tanto, es interesante pero no redonda.

Para: Los admiradores de Nolan y del género de ciencia ficción