Tras aparecer el primer cadáver, y sospecharse de una tercera víctima, España revive una situación similar a la sufrida entre el 11 y el 14 de marzo de 2004. La diferencia es que ahora es la derecha quien busca el vuelco. Los socialistas movilizan a sus medios informativos para evitar que las peticiones de dimisión cundan. La mejor idea: una mesa global de partidos contra ETA

La aparición del primer cadáver ha disparado los ánimos. De repente, por Internet y por los móviles han comenzado a aparecer peticiones de dimisión del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien ha personificado la negociación con ETA. El mensaje más duro los pásalos, como ya se les conoce en España- dice lo siguiente: ZP, entraste por Atocha y saldrás por Barajas. Con ello se hace referencia al hecho de que Zapatero consiguió un inesperado vuelco electoral sobre una montaña de 192 cadáveres, que muchos españoles, atacados de Síndrome de Estocolmo, atribuyeron al apoyo de Aznar a la invasión norteamericana de Iraq.

Lo cierto es que Zapatero ha personificado la negociación con ETA, convencido de que si se convertía en el pacificador de Euskadi podría permanecer en La Moncloa por décadas. Pero la bofetada que le han propinado los terroristas, crecidos al grito de Éste cede, ha sido demasiado para él. Se habla de la depresión de Zapatero, desaparecido desde el pasado 30 de diciembre, tras cometer su mayor error político al no anunciar, personalmente, la ruptura con ETA, algo que reveló todo su juego de rendiciones ante los violentos y de utilización del dolor de las víctimas.

Finalmente, ha reaparecido, en el hotel donde se encontraban las familias de los dos ecuatorianos, dos horas después de que se encontrara el cadáver del primero de ellos, bajo una manta, tras haber resultado aplastado por cuatro pisos que se le vinieron encima. Además, no se tienen esperanzas de encontrar convida la segundo ecuatoriano y, pro si fuera poco, se habla de una tercera víctima, un ciudadano uruguayo desaparecido.

Mientras, los socialistas se movilizan para evitar que la depresión de ZP le lleve a una dimisión y, sobre todo, movilizan a sus medios informativos próximos para detener a la derecha. La mejor idea es la convocatoria de un nuevo pacto antiterrorista, esta vez a través de la convocatoria de una mesa de partidos donde estuvieran todas las formaciones, una forma de restar protagonismo al Partido Popular.