Sr. Director:
Soy jubilado del Santander, ocupé cargos de responsabilidad, traté a D. Emilio Padre y al actual Presidente.

 

Mientras en todas las compras han integrado las marcas y a los trabajadores con los mismos derechos y obligaciones que el Santander, en el caso de Banesto nunca lo han querido integrar, decían que en Banesto es donde más títulos nobiliarios había por metro cuadrado y eso de sentirse superior es malo para la banca, decían que el personal estaba impregnado de esa superioridad y las integraciones no funcionarían. En mis años de profesión a quien más clientes le arranqué siempre fue a Banesto, al Popular me resultaba muy difícil.

Y eso que decían los patriarcas Botín, lo pude confirmar personalmente, al año después de jubilado unos terrenos que heredé de mis padres, se convirtieron en solares y aproveché el momento y en 2006 vendí y me hice millonario, ahora setentón practico el sano deporte a arrendar mis ahorrillos al mejor postor y me pateo entidades de Valencia capital y pueblos de alrededor, doy pinta de lugareño y cuando me jubilé también lo hice con trajes y corbatas, voy decente pero soy muy de pueblo, hay que pensar que no tengo estudios más que los primarios y los que la Universidad de la vida me ha enseñado,  a los 13 años iba a arar y cuidar ganado hasta después de la mili que deserté del arado.

Pues en una de esas excursiones buscando inquilinos, me presento en Banesto OP de Valencia, subo a la primera planta, el Director estaba paseando por delante de su despacho, quizá cansado de estar sentado sin nada que hacer, tres comerciales, levantan la vista, me ignoran, siguen a lo suyo, todos me ignoran, el propio Director me mira y pensaría quién habrá mandado a este pueblerino a esta planta noble...

Pasados varios minutos sin que nadie me preguntara me dirigí a una mesa y pregunté por el tipo de interés para dos millones, el empleado casi sin levantar la vista, que el 2% (yo que llevaba impreso por Internet mis posiciones y cartera de valores, se lo mostré), menudo salto dio, como un resorte se levantó, fue hacía el Director que continuaba paseando, le cuchicheo algo y de repente me encontré en el despacho del Director, el empleado pelota acercándome la silla, ofreciéndome estructurados, preferentes, planes de pensiones, pedí plazo fijo puro y duro, con libertad de disposición sin penalización firmada en el propio documento. No me quisieron arrendar el dinero en esas condiciones.

Para mí ese es el motivo principal de la no integración.

Roque Civera