Una cosa es el libre movimiento de los europeos dentro de la Unión y otra muy distinta trasladarse a uno de los países comunitarios con el único afán de aprovecharse de sus ayudas sociales. Lo primero tiene una lógica aplastante, lo segundo es picaresca, y esa picaresca, por la que se quejaba Alemania, ya tiene jurisprudencia en contra.

El Tribunal de Justicia de la UE ha dado la razón a Berlín en el litigio con una ciudadana rumana. Vivía en Leipzig, en la casa de una hermana, y exigía esas ayudas sin haber trabajado nunca (ni en Rumanía ni en Alemania). En fin, mucho morro, en castizo. Sin freno a algunos excesos, un país próspero se llenaría de 'refugiados' que no huyen de nada, salvo de la falta de ganas.

Hispanidad

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