Alguien se está forrando el riñón de forma violenta en el Reino Unido, con la venta de camisetas, pancartas portátiles, pegatinas en automóviles y demás mercaderías con la leyenda: No tenemos miedo. Me parece genial. El mensaje que Occidente debe enviar a los terroristas es justamente ese: no nos dais miedo. Podéis matarnos, pero no atemorizarnos.

Ya sólo falta el porqué del No tenemos miedo ¿Qué razones tenemos para ahuyentar el pánico cuando existen cientos de salvajes disfrazados de ciudadanos tolerantes y amantes de Occidente, dispuestos a morir asesinando en un vagón de metro. Unos tipejos que, además, no matan a alguien, sino a algo. Los cuatro suicidas de Londres, al igual que los de Madrid, no sabían quién iba a viajar ese día junto a sus mochilas. No eran más que un número, un fiel de la idea odiada: el Occidente cristiano.

Pero, con todo, la campaña es genial. Unidad frente al enemigo.

En el entretanto, en España seguimos igual: en el síndrome de Estocolmo, en la cobardía. Estamos en la Generación Manjón, en un país en disolución.

Ejemplo. ¿Se ha vuelto Pilar Manjón contra los fundamentalistas islámicos que asesinaron a su hijo? No, se ha vuelto contra la Iglesia católica que tiene cerca de su casa y que repicaba en honor de los fallecidos en el primer aniversario del 11-M.

¿Ha expulsado Manjón (por cierto, ¿con qué derecho?) a un musulmán o a una mujer con velo de su disertación en la Universidad Autónoma? Hubiera resultado cruel, pero comprensible. Pero no : ha expulsado a una periodista de la COPE, que no parece integrante del Islam fundamentalista, y ha insultado a las víctimas de ETA. Lo de esta señora, enseña del zapaterismo, no parece tener límites.

Las comparaciones son odiosas, pero muy esclarecedoras. En Gran Bretaña los fundamentalistas asesinaron a 56 personas, en Madrid a 192. Gran Bretaña sí había hecho la guerra de Iraq; España hizo la postguerra y en tareas humanitarias, y aunque es verdad que apoyó políticamente a Bush, también lo hicieron otros 35 países. En el Reino Unido Tony Blair se afianza en el poder; en España Zapatero es Presidente gracias a 192 asesinados.

Insisto a pesar de que hayan trascurrido 16 meses desde el 11-M, si yo fuera Ben Laden trataría a España como a la niña de mis ojos. El mafioso se preocupa mucho de que al sumiso que paga el impuesto revolucionario no se le toque un pelo. Madrid significó el triunfo de Ben Laden. Londres su derrota. Si yo fuera él, mantendría la prórroga de paz en Al-Andalus todo lo posible.

Señores, esto es España: la Generación Manjón. Necesitamos camisetas que digan: No tenemos miedo.

Hasta ahora, del Reino Unido sólo me gustaba el Grupo de Oxford. Ahora empiezan a gustarme otras cosas.

Eulogio López