La fuga de cerebros hace mella en la profesión

Somos el hijo aplicado que nunca dio guerra, decía en la mañana del miércoles José Luis González Vallvé, presidente de la Asociación Española de Empresas de Ingeniería, consultoría y servicios tecnológicos (Tecniberia). Pero ahora, los ingenieros tienen un paro del 4% y la reducción del presupuesto para la inversión pública llevará este año a más de 10.000 ingenieros al paro, con lo que los niveles de desempleo en la profesión podrían equipararse al resto, con un ritmo de 1.000 ingenieros en paro al mes.

En Tecniberia calculan que un ingeniero en paro cuesta 30.000 euros al año, pero el coste de rescindir contratos, parar una obra y recuperarla hace que el coste se duplique hasta alcanzar los 60.000 euros, lo mismo que supondría mantenerles con trabajo. Por otra parte, para el erario supone un sobrecoste del 20-25% el hecho de parar totalmente una obra para volver después a recuperarla.

Otra consecuencia es la pérdida de talento y competitividad frente a las empresas extranjeras. La primera empresa de ingeniería del mundo es una francesa y para encontrar una española hay que acudir al puesto 30. En Francia el apoyo a las grandes empresas en el exterior es estratégico. González Vallvé pide simplemente que no les cierren el gimnasio, que permitan a las empresas de ingeniería hacer músculo en el interior del país para competir en el resto del mundo. Dar luz verde a nuevos proyectos dentro de España supone tener a mano un escaparate que presentar cuando se quieren llevar obras como el AVE a otros países.

Mariano Tomás

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