Las autoridades deberían reparar en la fragilidad que ha mostrado las infraestructuras madrileñas ante una catástrofe de este estilo. Las comunicaciones han quedado dañadas y la tragedia humana ha sido enorme, pero 16 bombas en un sólo trayecto de cercanías no debería afectar a las infraestructuras viarias y de comunicaciones. Las grandes ciudades son especialmente sensibles.