Sí, el hombre que no iba a jubilarse jamás está pensando en hacerlo, porque los años no pasan en balde, y ya cuenta con 71. Emilio Botín Ríos, presidente del Santander Central Hispano mantiene dos equipos humanizó: el familiar y el profesional. Ambos funcionan de forma autónoma y mejor que no se mezclen, porque siempre saltan chispas. El segundo lo dirige Alfredo Sáenz Abad, pero nada tiene que ver con el de la Fundación Marcelino Botín o con el equipo de abogados que cuida de sus relaciones y de su patrimonio personales.

El caso es que Botín ha puesto a trabajar al equipo familiar en la sucesión, y esto ha resultado totalmente inesperado. Y el sucesor es sucesora: Ana Patricia Botín, actual presidenta del Banesto. Sólo hay un problema: cuando acceda al cargo, Alfredo Sáenz deberá haber desaparecido de la escena. Ana Patricia no está dispuesta a lidiar con el consejero delegado de su padre.

La noticia es esa, pero ha saltado a través de la dimisión de su segundo hijo, Emilio Botín OShea, toda vez que éste, que nunca se ha entendido con su padre, ha decidido abandonar el Consejo del Banco. Pero no nos confundamos. Emilio nunca ha pretendido hacer sombra a su hermana. Además, se ha dedicado al mundo de los fondos de alto riesgo, con no muy buenos resultados, todo hay que decirlo. A su hermana sólo le ha ido bien cuando se ha puesto a vender hipotecas y a cuidar de las libretas de ahorros, no cuando se dedicaba a especular con deuda pública por los aeropuertos de todo el mundo. Sólo que su hermano no ah tenido esa oportunidad.

No, Emilio Botín OShea se va para dedicarse a su patrimonio y nada más. Casado con Elisabeth DOrnaneu, entroncada con la multimillonaria familia de origen polaco y napoleónico- Poniatowsky, con fuertes intereses en la muy rentable industria de los cosméticos, Emilio Botín ha aprendido a vivir tranquilo, y eso paree gustarle.

Es más si hablamos de favoritos, el hijo favorito del banquero más poderoso de España no es la primogénita, Ana Patricia, sino el benjamín, Javier Botín OShea, que ya lleva dos años como consejero del Santander Central Hispano, tiene 30 años y trabaja en sociedad de gestión de patrimonios de su cuñado, Guillermo Morenés más conocido en el banco como Guiyerno Morenés.

Pero lo importante es que el banquero que tenía prohibido pronunciar en su presencia la palabra jubilación está pensando en jubilarse. Eso sí, después de prejubilar a muchos cincuentones.

Es igual. Como alguien dijo respecto a la sucesión del Santander, todo quedará en familia.