Sr. Director:
Soy un reciente opositor que ha contemplado con una enorme desesperación, cómo un injusto sistema de oposiciones impuesto por el gobierno español, ha colado a un montón de gente en la función pública incompetente a mi parecer para la docencia, como expongo a continuación:

Hasta las oposiciones de 2007, el examen teórico, donde se demostraba el nivel de conocimiento de la materia, era eliminatorio y es lógico: una persona que no sabe de la materia, ni puede, ni debe enseñarla. A partir de 2008, para ayudar a los interinos, los sindicatos consiguieron el dudoso triunfo de que se favoreciera doblemente a los interinos: Por un lado, adjudicándoles un injusto y sistemático 10 en el examen oral correspondiente a la unidad didáctica y por otro lado, los puntos otorgados por los años de experiencia docente que no cuestiono puesto que es un concurso oposición.

El problema es, que con este sistema, contando la oposición solo un 60 por ciento, hay interinos que en un tribunal de Granada, han obtenido plaza sacando la vergonzosa nota de un 0,24 en el examen, y es más, de las 29 plazas otorgadas a ese tribunal, 10 opositores han sacado menos de un 2 en el examen y más de la mitad están suspensos en el mismo. 

A lo que me pregunto: ¿No es una vergüenza que una persona que no sabe nada, obtenga plaza? ¿No resulta ni siquiera escandaloso? ¿Esa persona que ha sacado un 0,24, va a evaluarme a mi dentro de dos años si por sorteo le toca ser miembro de tribunal? ¿Con qué criterio, o con qué credibilidad?

Me parece que es escandaloso, es vergonzoso, una aberración para el sistema educativo y posiblemente, una medida populista para ganar un puñado de votos.

Pablo Gómez González