Sr. Director:
Una vez conocido el nombre (Francisco I) y la personalidad del nuevo Papa, unidos en la caridad, los católicos de todo el mundo debemos rezar con particular intensidad en estos días, para que pueda continuar esa incesante obra a nivel mundial, al servicio de los hombres de este tiempo concreto, con la prioridad de prestarles el servicio más alto posible, que consiste en ofrecerles la luz del Evangelio y la fuerza de la gracia de Dios.

Esa es la tarea fundamental del Papa y que en modo alguno ha de ser un superhombre, al modo que pareciera dibujarse en ciertos perfiles que estos días hemos visto en los medios de comunicación.

Tan sólo ha de ser un hombre cautivado, como Pedro, por el amor a Cristo y a los hombres y mujeres de esta época.

Suso do Madrid