Anónimo que circula por Internet.

No hay derecho. En países serios un parado no puede rechazar un empleo tras otro si está en su nivel de cualificación.

Puedo comprender que un físico nuclear en paro rechace recoger fresas, pero de los 40.000 parados de la región dudo que no haya 1.000 que puedan y  deban  hacer este trabajo. Además, 900 euros por recoger fresas... ¡menuda miseria! Deben haber pensado los que han rechazado el puesto... pero es que eso son 149.747 pesetas al mes... que no está tan mal para un trabajo que exija esa cualificación, creo.

En Suiza, por ejemplo, te  quitan parte de la prestación a medida que vas rechazando puestos de trabajo de tu perfil, como debe ser, para incentivar que la gente trabaje y no viva del cuento y a cuenta de... ti. En Alemania creo recordar, pero no estoy seguro, que es igual.

Aquí deberíamos hacer algo parecido. Si no, es más cómodo ver la tele y que te paguen un subsidio, claro. Este Gobierno va en dirección contraria. El objetivo, tener mucha gente a cargo del "Estado" (vamos, a tu cargo, pues es bien sabido que el Estado no tiene dinero) cuya subvención dependa de quien gobierne y así... tener un voto cautivo.

Lo malo es que, al final, España será algo así como Argentina o Venezuela, países ricos que se han descapitalizado en lo fundamental: recursos humanos. Toda persona capaz, acaba emigrando. Y entonces... tras echar al que "pagaba las cervezas" o puede algún día llegar a pagarlas... la ruina a los que queden. Eso sí, con un Gobierno muy progresista como Venezuela, Argentina y cada vez un más largo etc.

Y como excelente ejemplo:

Todos los días 10 hombres se reúnen en un bar para charlar y beber cerveza. La cuenta total de los diez hombres es de 100 euros.

Acuerdan pagarla de la manera proporcional en que se pagan los impuestos en la sociedad de un país, con lo que la cosa sería más o menos así, según la escala de riqueza e ingresos de cada uno:

Los primeros 4 hombres (los más pobres) no pagan nada.

El 5º paga 1 euro.

El 6º paga 3 euros.

El 7º paga 7 euros.

El 8º paga 12 euros.

El 9º paga 18 euros.

El 10º (el más rico) paga 59 euros.

A partir de entonces, todos se divertían y mantenían este acuerdo entre ellos, hasta que, un día, el dueño del bar les metió en un problema: Ya que ustedes son tan buenos clientes, les dijo, les voy a reducir el costo de sus cervezas diarias en 20 euros. Desde ahora costarán 80 euros.

El grupo, sin embargo, planteó seguir pagando la cuenta en la misma proporción que lo hacían antes.

Los cuatro primeros siguieron bebiendo gratis; la rebaja no les afectaba en absoluto.

¿Pero qué pasaba con los otros seis bebedores, los que realmente abonan la cuenta? ¿Cómo debían repartir los $20 de rebaja de manera que cada uno recibiese una porción justa?

Calcularon que los 20 euros divididos en 6 eran 3,33 euros, pero, si restaban eso de la porción de cada uno, entonces el 5º y 6º hombre estarían cobrando para beber, ya que el 5º pagaba antes 1 euro y el 6º, 3 euros.

Entonces el barman sugirió que sería justo reducir la cuenta de cada uno por, aproximadamente, la misma proporción, y procedió a calcular la cantidad que cada uno debería pagar.

El 5º bebedor, lo mismo que los cuatro primeros, no pagaría nada: (100% de ahorro).

El 6º pagaría ahora 2 euros en lugar de 3: (ahorro 33%)

El 7º pagaría 5 euros en lugar de 7: (ahorro 28%).

El 8º pagaría 9 en lugar de 12: (ahorro 25%).

El 9º pagaría 14 en lugar de 18: (ahorro 22%).

El 10º pagaría 49 en lugar de 59: (ahorro 16%).

Cada uno de los seis pagadores estaba ahora en una situación mejor que antes: los primeros cuatros bebedores seguían bebiendo gratis y un quinto también.

Pero, una vez fuera del bar, comenzaron a comparar lo que se estaban ahorrando.

Yo sólo recibí un euro de los 20 ahorrados, dijo el 6º hombre: señaló al 10º bebedor diciendo Pero él recibió 10! Sí, es correcto, dijo el 5º hombre. Yo también sólo ahorré 1; es injusto que él reciba diez veces más que yo. Verdad!!, exclamó el 7º hombre. ¿Por qué recibe él 10 de rebaja cuando yo recibo sólo 2? Los ricos siempre reciben los mayores beneficios!

Un momento!, gritaron los cuatro primeros al mismo tiempo. Nosotros no hemos recibido nada de nada. El sistema explota a los pobres!

Los nueve hombres rodearon al 10º y le dieron una paliza.

La noche siguiente el 10º hombre no acudió a beber, de modo que los nueve se sentaron y bebieron sus cervezas sin él. Pero a la hora de pagar la cuenta descubrieron algo inquietante:

Entre todos ellos no juntaban el dinero para pagar ni siquiera la mitad de la cuenta.

Y así es, amigos y amigas, periodistas y profesores universitarios, sindicalistas y asalariados, profesionales y gente de la calle, la manera en que funciona el sistema de impuestos. La gente que paga los impuestos más altos son los que se benefician más de una reducción de impuestos. Póngales impuestos muy altos, atáquenlos por ser ricos, y lo más probable es que no aparezcan nunca más. De hecho, es casi seguro que comenzarán a beber en algún bar en el extranjero donde la atmósfera es algo más amigable.

Moraleja: El problema es que eventualmente uno termina quedándose sin el dinero de la otra gente.

Para quienes comprenden, no es necesaria una explicación.