Fernando Conte, el presidente, lo dijo muy claro en la Junta de Accionistas del pasado martes: el ajuste en Iberia no ha terminado y no hay que descartar medias traumáticas.

Todo ello, en pleno lanzamiento de la futura compañía de bajo costo, con sede en Barcelona. Las autoridades catalanas se enfadan porque Iberia se irá retirando del Aeropuerto de Barcelona, mientras en la compañía responden que las líneas de bajo coste suelen competir desde Barcelona, en vuelos de alcance medio.

Pero el problema no es ese. Firmado el convenio con el personal de tierra, unas 18.000 personas, el problema está donde siempre, en pilotos y azafatas. Iberia tiene 2.200 pilotos y 4.500 azafatas. Los primeros cobran un 30% más que la media del sector, por un 40% el personal de cabina. Ahí es donde pretende cortar Fernando Conte, sin reducir salarios pero aumentando la productividad. En especial, se intentará ligar salarios a productividad.

Y ya antes de que se conozcan los pormenores los pilotos han amenazado con una huelga.

Al mismo tiempo, se seguirá reduciendo plantilla. Continúa abierta la posibilidad de prejubilarse, y en 10 años ya lo han hecho 4.000 trabajadores.