Cuando escribo estas líneas ya conozco los resultados de las elecciones en Hungría. El temor de la progresía europea y mi esperanza era que Víktor Orban (en la imagen) hubiera logrado revalidar su mayoría.

Es el político más masacrado para el neopaganismo bruselino y por los progres mediáticos. En RTVE, sí, la tele del PP, le han llamado ultra nacionalista, y puestos a abreviar, le han tildado, simplemente, de ultra.  

El corresponsal en Berlín de la tele oficial española ha hecho una crítica que más que de un periodista parecía salida de un fiscal. En el pliego de acusaciones figuran sus buenas relaciones con Vladimir Putin. Acabáramos. Esto es gravísimo. Lo cierto es que, con todos sus defectos, Putin, y sobre todo Orban, están dando lecciones de derechos humanos a la Unión Europea.

Sigamos con los ejemplos utilizados por RTVE, para demostrar su carácter ultramontano, ultranacionalista o, simplemente ultraderechista. Los periodistas de doña Soraya Sáenz de Santamaría han acusado al premier húngaro de dictar "medidas anticapitalistas" tales como promulgar impuestos a bancos y operadores financieros o subvencionar la luz y el gas. Lo primero, bien encaminado, lo aplaudo con las dos manos y es lo mismo que pretende la Unión Europea con la 'tasa Tobin'. Tiene gracia que para demostrar la muy ultra condición de Orban los progres le acusen de ser anticapitalista. Si Marx levantara la cabeza. Si lo piensan bien nada tiene de extraño: la alianza entre progresismo y capitalismo es la base del Nuevo Orden mundial (NOM) y del Nuevo Orden Cultural (NOC) que viene a ser lo mismo.

Figúrense si será antidemocrático el bueno de Orban que se las ha tenido tiesas con las instituciones de la Unión Europea. Por ejemplo, tras su decisión de reducir el número de cargos e instituciones políticas. Es decir, los eurócratas de Bruselas pretenden que no les quiten cargos ni sueldos. Ahora que han forjado con cargo a nuestros bolsillos verdaderos viveros de cargos inútiles en la Comisión y el Parlamento europeos, así como en los tribunales de justicia, y no están dispuestos a que se los arrebaten. Antes morir por la democracia que perder el cargo.

Respecto a lo de subvencionar productos básicos como la luz o el gas, yo, que de entrada estoy contra las subvenciones estatales, le comprendo: en un país helado, al que los miserables de Bruselas y Berlín, esos que ahora dan lecciones de democracia a los húngaros, obligaron a sus nuevos socios a una serie de ajustes draconianos en un país pobre, a cambio de gran honor de entre en Europa, merecen un poco de ayuda interna, que no la esperen de la Unión.

En resumen, ¿saben ustedes qué es lo que no perdona la UE a Orban Pues que es un cristiano coherente, antiabortista y anticapitalista. Un tipo que ha elevado el derecho a la vida -de verdad, no como el PP- al rango constitucional. No soportan que Orban sea un cristiano coherente, con las ideas muy claras, que no se deja embaucar por los jetas de Bruselas y que tiene muy claro que cristianismo y capitalismo no tiene nada que ver. El cristianismo defiende la propiedad privada, al igual que el capitalismo, pero defiende la pequeña propiedad privada, no la propiedad fiduciaria que tanto gusta a los amigos de los mercados.

Es Orban un cristiano coherente. Y eso no lo pueden permitir ni en Bruselas ni en Berlín. No nos quedan muchos líderes como él en Europa. ¡Viva Orban!

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com