David Beckham fue el futbolista más clickado en Google. Está calificado como el jugador más solicitado del orbe por los semanarios del corazón y el noveno en el ranking general.

Últimamente, la publicación Forbes ha divulgado el elenco de los 100 famosos del universo. Beckham está en el quinto sitio y, según una investigación efectuada por la Universidad de Leiscester, los adolescentes ingleses le apuntan como el atleta que más admiran. Este jugador ha gozado de conductas que han sido destacadas como muy positivas.

En el mes de octubre la selección nacional británica, disciplinada por Fabio Cappelo, jugó frente a la selección de Kazajistán, en un partido que otorgaría la clasificación para el mundial 2010. De la hora y media que duró el partido, Beckham pasó 78 minutos sosegado en el banquillo, a la derecha del mister. No es que se encontrara magullado o castigado. En el ocaso del partido, el instructor, dispuso que accediera al campo de fútbol. En esos once minutos galopó y donó varios pases de gol.

Beckham, que durante varios lapsos de tiempo fue adalid de la misma selección británica, figura incuestionable de los conspicuos equipos del orbe, únicamente correteó por el césped once minutos y exhibió saber estar. Asentir y obedecer.

Un deportista debe saber adherirse a las circunstancias. Desempeñar la función que le atañe. Es en estos contextos donde emerge la calidad humana del atleta. Enmudecer, someterse y concluir.

Ciertamente, hace falta humildad deportiva y sin ésta no se llega a ser un palmario líder del fútbol. Poner el pie encima del esférico, poseer un sensato enfoque de la jugada, concluir de manera espectacular, no es suficiente. Se debe obedecer.

Clemente Ferrer Roselló

clementeferrer@yahoo.es