Que el título de esta película (Howl significa aullido) no les lleve a la confusión. No se trata de una película de terror sino de un drama pretencioso basado en la biografía del poeta estadounidense Allen Ginsberg.

En 1957, Lawrence Ferlinghetti, el editor de Howl (obra poética de Allen Ginsberg) fue llevado a juicio en San Francisco por ser calificada esta publicación de obscena. El drama que nos ocupa tiene como hilo conductor ese juicio contra esa obra que algunos consideran supuso el nacimiento de la Contracultura. Aunque la película hace especial hincapié en las reflexiones y declaraciones que Ginsberg (encarnado por James Franco) hace sobre su obra.

Howl, como si de un documental se tratase, mezcla los testimonios dramatizados del actor que interpreta a Ginsberg, con escenas de ese famoso juicio así como extensas lecturas  de los poemas que son trasladados  en la gran  pantalla mediante imágenes de animación. Pues bien, a pesar de este esfuerzo por combinar escenarios y formatos diferentes, la  película resulta un verdadero plomo por su pretenciosidad y porque en ella late una idea que no por repetida deja de ser incierta: la percepción de que los autodenominados artistas (ejerzan la disciplina que sea), están por encima de el bien y el mal…

En esta ocasión el atractivo de James Franco, que encarna al protagonista de la película, duerme a las ovejas…

Para: Los que piensen que la poesía es un recital de perogrulladas progres de rima asonante