Me encantan las interpretaciones fáciles de la historia. Por ejemplo, la historia de Grecia y Roma, al rebufo del pestiño peliculeril de Oliver Stone: la homosexualidad -se viene a concluir, con aire docto- era algo habitual en Roma y Grecia. Es lógico que Alejandro Magno lo fuera.

¡Y un jamón de mono! El lobby rosa actúa como los borradores de memoria de George Orwell en su obra 1984 (cuánto tiempo ha pasado desde el futuro). El lobby sarasa esta cambiando la historia, mientras muchos heterosexuales, aterrorizados ante la idea de quedarse fuera del rebaño, asienten sin hacer preguntas.

¿De verdad puede alguien creer que en los años gloriosos de Atenas y Esparta la homosexualidad fuera tan importante como la heterosexualidad? Miren ustedes, los espartanos o atenienses clásicos no estaban dispuestos a aceptar la homosexualidad, de la misma forma que la homosexualidad sólo se impone como algo normal en la Roma decadente, no en la Roma que conquistó el mundo, desarrolló la filosofía y el arte griego y exportó el Derecho Romano por todo el orbe conocido.

Con la riqueza vino la molicie, y con molicie el amaneramiento y el amancebamiento. Y así, cuando la homosexualidad había alcanzado sus mayores cuotas, cuando muy pocos creían en los principios que hicieron grande al mundo clásico, cuando nadie estaba dispuesto a dar su vida por los principios del Imperio... entonces, los romanos se vieron obligados a reclutar mercenarios más allá de sus fronteras, es decir, entre los bárbaros que acabarían por conquistar Roma... como no podía ser de otra forma. No, la homosexualidad siempre trae la decadencia, porque es el fruto de esa decadencia.

Incluso, algún espabilado está vendiendo (por ejemplo, con la película de marras) la bisexualidad. La razón es muy sencilla: el sentido común sigue siendo el mejor antídoto contra el veneno de la modorra intelectual, caracterizado por no formular preguntas o por formular demasiadas, por la falta o el exceso de información, que viene a ser lo mismo. Y el sentido común dice que una sociedad homosexual significaría el fin de la sexualidad. Lo cual no es una opción, es un dato. Existen gays porque existen hombres y mujeres normales, que perpetúan la raza humana sobre la faz de la tierra.

¡Ah!, pues, entonces, acojámonos a la bisexualidad: como heteros tenían descendencia, como homos se agarraban por detrás con entusiasmo. Dicho de otra forma, con la bi, Alejandro podría tener hijos y, al mismo tiempo, refocilarse con el ano de generales, sirvientes, etc.

Pero no, la homosexualidad es decadencia y la bisexualidad no es más que la permanencia del instinto de supervivencia de la raza.  

Lo de siempre: ¿Hay que respetar a los homosexuales? No, eso se quedaría corto : A los homosexuales hay que ayudarles... a abandonar el inframundo donde sobreviven y que tanto daño les hace a ellos mismos y al resto de la humanidad. Son dignos de compasión y merecedores de ayuda. Lo que no merece ayuda es el orgullo gay, la manipulación de la historia y la mentira colectiva. Eso nunca. El respeto y el afecto sólo para las personas, no para las majaderías.

Eulogio López