La agencia Zenit recoge una noticia de Reuters en la que se cifra en tres millones los niños que han nacido mediante el sistema de Fecundación In Vitro (FIV), también conocida como fecundación artificial o fecundación asistida. Es curiosa la buena prensa de que goza la fecundación artificial, quizás porque el fin originario consiste en tener niños y no en no tenerlos. Si hay algo que a la sociedad le cuesta entender, incluso a muchos partidarios de la vida, es que tener un hijo no es un derecho ni puede ser una obsesión por muy hermosa que resulte la maternidad.

Porque lo cierto es que la FIV es uno de los grandes horrores de nuestro tiempo, pero es endiabladamente difícil que la mayoría lo comprenda, dado su disfraz de técnica provida. Veamos en envés de la moneda FIV:

1- La utilización hormonal de la mujer como si se tratara de una vaca.

2- A los médicos no les gusta fallar, por tanto no fecundan un óvulo salvo en aquellos países, como en Alemania, que han tenido el acierto de prescribirlo por ley, fecundan tres y hasta cinco óvulos, de esta manera se abre la puerta a los llamados, hay que ser cínicos abortos selectivos.

3-Embriones sobrantes, como a los médicos no les gusta fallar se ha creado millones en el mundo, es decir de personitas destinadas al matadero, sea por cremación o su utilización como cobayas humanos, ni que decir tiene que nos e ha conseguido curar ni una gripe con estas técnicas homicidas.

4-Se ha creado el mercado genético, más cutre que los antiguos mercados de esclavos, pero que encima se disfraza de filantropía. En Europa las universitarias no dejan de recibir ofertas para que donen óvulos a cambio de dinero o filantrópicamente -¡Dios nos libre de los filántropos!- de esta forma en breve se producirá el mismo efecto que atávicamente ha venido produciéndose con la prostitución. Más de uno cuando pasee por la calle y vea a un o una joven podrá decir: Ese puede ser mi hijo o hija. Si lo piensan un poco éste ha sido el principio eterno de la decencia social, que no religiosa: la tendencia natural de la sociedad civilizada a identificar criar a su propia prole.

5-La FIV también ha provocado ese mismo abandono de la noción de identidad genética en el varón. Las más afamadas clínicas FIV se han convertido en bancos de esperma que resultarían cómicos sino fuesen trágicos. Volvemos al drama de los huérfanos biológicos: Ese de ahí podría ser mi hijo.

6-En conclusión, la FIV que se presentó como una técnica provida, con cifras que amenazan superar sobre todo por las cifras de los embriones sobrantes- en un atentado contra la vida aún más salvaje que el aborto. Hay mil razones y no religiosas, sino éticas y médicas para prohibir la Fecundación In Vitro FIV o al menos para prohibir toda fecundación de más de un óvulo.

Y todo esto quiere decir que la Ley de Fecundación Asistida de la ministra Elena Salgado que ha pasado inadvertida y que ha sido saludada como una gran avance científico por la progresía, es por encima del gaymonio y el divorcio express la mayor bestialidad ejecutada por el Gobierno Zapatero. Otrosí, lejos de ser un avance científico supone una regresión científica porque el dinero y los medios destinados a utilizar embriones humanos como cobayas no se dedican a investigar y aplicar técnicas con células madre adultas, las que no matan a nadie, las que sí han logrado terapias efectivas y cuyo uso cualquier credo o moral no puede sino aplaudir con entusiasmo.

Y con tanto manipular embriones nos aproximamos a la estupidez de las amazonas, no es broma: sesudos científicos ingleses han optado por una técnica tan sofisticada como absurda, han matado embriones de ratón con lo que han hecho semen cuyos espermatozoides han mezclado con el óvulo de rata correspondiente e introducido en el animalito. Según ellos el experimento resulta muy esperanzador para combatir la infertilidad masculina, es decir, que están pensando en destrozar embriones humanos para conseguir fecundaciones sin intervención de varón. Es el mito del amazonismo, el ideal de tantas feministas cuyo sueño pasa alternativa y compulsivamente del sexo sin concepción a la concepción sin sexo. Una pena, porque el método tradicional de producción de futuras víctimas de la sociedad de consumo ha demostrado un grado de eficiencia y satisfacción notable desde Adán y Eva hasta ahora mismo.

Eulogio López