Sr. Director:
La misión del gobernante es regir sabia, rectamente y con benevolencia los destinos del pueblo; de ninguna manera, aprovecharse de la confianza de los ciudadanos para su lucro personal, ni para permitir o promover un río de sangre inocente, oficio más bien de bandidos.

 

En los estados occidentales, excepto honradas excepciones, se protege la práctica del aborto, convertida en el negocio más sucio que pensarse pueda, guiado por altos magnates del mundo del dinero a nivel mundial, todos o casi todos ellos, masones.

Según cifras oficiales recientes, en España se practicaron 111.482 abortos quirúrgicos en 2009. Porcentualmente, abortaron 29 españolas más que en 2008, si bien, como se preveía, descendió, ligeramente, el número de abortos por el descenso de mujeres inmigrantes y el consumo de la Píldora del día después (la PDD, causante de  abortos químicos).

El aborto es la mayor causa de mortalidad en España, muy por encima de los accidentes de tráfico. ¿Los políticos que promueven el  aborto, no se merecen los mismos calificativos que los causantes de los horribles Holocaustos nazis y comunistas? La protección del aborto por ley, no cambia los hechos.  El aborto va contra la razón y la decencia. Votar a abortistas es colaboración pura y dura con el crimen. Es preciso acabar con la barbarie abortista, asesina, ya.

Como se comprueba en las multitudinarias manifestaciones contra el aborto, hay alarma social. Ponga atención el PP: hay que derogar esas leyes aquí y en todo el mundo civilizado. Los ciudadanos lo exigimos.

Josefa Morales