Un rayo atacó al avión en el que el nuevo presidente francés, François Hollande viajaba a Alemania para entrevistarse con Angela Merkel.

Un buen susto para un hombre tímido que sufre de miedo escénico y al que su propia primera esposa -perdón pareja, Segolene Royal- calificaba como demasiado blando. En círculos diplomáticos se extiende la sospecha de que el rayo tenebroso era un invento de la multinacional alemana Siemens para acongojar a Hollande, pero el rumor no ha podido ser confirmado.

Es cierto, Hollande es un blandito muy tímido. El presidente norteamericano, Barack Obama, por el contrario, es un blandito chulo.

Son blanditos porque ambos tienen miedo a enfrentarse a los pudientes pero no a la ley natural. Ambos son progresistas, es decir, gente que ha abandonado la justicia social pero compiten por conseguir más puntos en el torneo de la progresía mundial. Así, Obama salvó con dinero público a Wall Street -aunque en campaña electoral manifiesta que va a por ellos- pero ha convertido el homomonio en la clave de su nuevo viraje electoral.

Hollande quiere introducir la eutanasia en Francia pero no se atreve a decirle al pueblo francés que su mega-Estado no es sostenible y, encima, pretende devolver la jubilación a los 60 años de edad. Al parecer, olvida el prócer galo que vivimos en una Europa que se ha negado a tener hijos por lo que está obligado a trabajar hasta los 70 años.

Luego nos quejamos de Zapatero. Pero hombre, si don François y don Barack no son sino un copia radical del ex presidente español: fuerte con los débiles y débiles con los fuertes.

Eulogio López

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