Sr. Director:

Así es, Hitler debe estar dando saltos de alegría en su tumba. A pesar de la condena del nazismo, en la sociedad actual perviven algunas de las tesis y de los métodos nazis. Hitler decidió que había gente inferior por pertenecer a una determinada raza, es decir, tener unas características genéticas concretas que la diferenciaban. A estas personas las hacinaba en campos de concentración, donde estaban alienadas, eran explotadas, utilizadas en experimentos y desechadas. Seres humanos que sufrieron porque no existían para el resto de la sociedad, no tenían voz en el mundo. Hoy, matamos a los niños antes de que nazcan porque están enfermos, tienen un defecto genético o son físicamente imperfectos. Nos creemos superiores a estas personitas a las que creemos incapaces de alcanzar la felicidad si nace. No contentos con eso, almacenamos embriones humanos (futuros bebés, adolescentes, adultos...) y experimentamos con ellos para, finalmente, matarlos y desecharlos. Lo hacemos así porque no tienen voz, ¿qué más da? si no gritan, si nadie los echa en falta.

Belén Rincón

yavembar@yahoo.es