España se está convirtiendo en el pitorreo del mudo hispano por la ley Zapatero sobre el matrimonio gay. Internet, verdadero pulso del pensamiento mundial, se está hinchando a reír con la iniciativa. Como muestra, lean lo que nos llega desde Uruguay.

El funcionario : El siguiente

La persona en la fila: Buenos días. Queremos solicitar una fecha para celebrar nuestro matrimonio

El funcionario : ¿Nombres?

La persona en la fila: José y Juan Pérez

El funcionario : ¿Los dos se apellidan Pérez? ¿Son parientes? Pues veo un parecido

La persona en la fila: Sí, somos hermanos

El funcionario : ¿Hermanos?  Entonces ustedes no pueden casarse

La persona en la fila: ¿Por qué no? ¿No están ustedes casando en matrimonio a las parejas del mismo sexo?

El funcionario : Sí. Pero no casamos hermanos. ¡Eso es INCESTO!

La persona en la fila: ¿Incesto? Oiga, más respecto, de incesto nada, nosotros somos decentes, no realizamos prácticas homosexuales, ni somos gay

El funcionario : ¿No son homosexuales? ¿Entonces por qué quieren casarse?

La persona en la fila: Es obvio, por los beneficios económicos, y como nos amamos y queremos vivir juntos, no tenemos otra alternativa

El funcionario : Aquí realizamos uniones matrimoniales para homosexuales y lesbianas bajo la nueva ley del gobierno de Zapatero. Si ustedes no son gay, entonces pueden casarse con una mujer

La persona en la fila: Espera un momento. Un hombre gay tiene todo el derecho del mundo para casarse con una mujer igual que yo Si él lo quiere. Pero justamente por el hecho de que sea heterosexual, no significa que quiero casarme con una mujer. Quiero casarme con Juan, y él quiere casarse conmigo. ¿Va usted a discriminarnos entonces porque no somos gay?

El funcionario : Está bien, está bien. Plantearé su caso Siguiente

La persona en la fila: Hola. Venimos a casarnos

El funcionario : ¿Nombres?

La persona en la fila: Soy Juan López, y ésta es Ana Fernández, Roberto García y Juana Rodríguez

El funcionario : Muy bien ¿Quién quiere casarse con quién?

La persona en la fila: Todos nosotros queremos casarnos juntos

El funcionario : ¡Pero si ustedes son cuatro!

La persona en la fila: Así es. Para que entienda, nosotros somos todos bisexuales. Yo amo profundamente a Ana y Roberto, Ana me ama a mi y a Juana, Juana ama a Roberto y a Ana, y Juana me ama a mi y a Roberto. Por eso, solamente casándonos conjuntamente es la única forma en que podemos plenamente expresar nuestras orientaciones y preferencias sexuales en una relación matrimonial.

El funcionario : Pero aquí sólo hemos estado casando a parejas homosexuales y lesbianas

La persona en la fila: ¡¿Entonces, ustedes están claramente discriminando en contra de los bisexuales?!

El funcionario : No, lo que pasa es que... bueno... la idea tradicional de matrimonio es que sólo sea para dos, para un par, para parejas

La persona en la fila: ¿Desde cuándo están ustedes fundamentándose en la TRADICION?

El funcionario : Pues bueno, digamos que ley tiene que poner el límite en alguna parte

La persona en la fila: ¿Y eso quién lo decide? No hay ninguna razón lógica para limitar el matrimonio sólo para parejas de dos. ¡Cuantos más mejor, además, demandamos nuestros derechos!

¡Exigimos la igualdad de derechos ante la ley, la no discriminación, y la libertad de desarrollar nuestra personalidad!, pues así lo establece el preámbulo de la ley que permite el matrimonio homosexual.

Espere. Aquí la tengo, lea:

La promoción de la igualdad efectiva de los ciudadanos en el libre desarrollo de su personalidad (artículos 9.2 y 10.1 de la Constitución), la preservación de la libertad en lo que a las formas de convivencia se refiere (artículo 1.1 de la Constitución) y la instauración de un marco de igualdad real en el disfrute de los derechos sin discriminación alguna por razón de sexo, opinión o cualquier otra condición personal o social (artículo 14 de la Constitución) son valores consagrados constitucionalmente cuya plasmación debe reflejarse en la regulación de las normas que delimitan el estatus del ciudadano, en una sociedad libre, pluralista y abierta.

¡Así que por favor anótenos!