Sr. Director: 
A las personas, sean del país que sean, lo peor que les puede suceder es la ignorancia, no saber el porqué de las cosas, ni de donde vienen, en definitiva no tener cultura y tener la cabeza mal amueblada con ideas falsas por falta de conocimiento o lo que es peor aún, porque han recibido mensajes de personas o de medios de comunicación que lo único que pretenden es adoctrinas con sus teorías.

 

Un pueblo con cultura que sabe pensar por sí mismo puede perfectamente formar su opinión y desechar la mentira y el engaño.

Hay temas, que son más fáciles de manipular, como son la historia y la religión. Sabemos que la historia que estudian los niños y muchos libros para mayores está totalmente falseada. Hay niños que piensan que Viriato fue un jugador de fútbol de los primeros tiempos de este deporte y a lo que más llegan es a saber que Doña Juana la Loca era una reina pero ignoran quienes fueron sus padres.

Pero el interés y el morbo lo encuentran en eso, en que era loca, la historia de España de ese momento no les interesa, en cuánto a la religión, el cristianismo lo enseñan con mala fe y además ignorando por completo la historia de la Iglesia. Todo lo que escriben o enseñan de palabra no se atiene a la verdad, lo hemos visto claramente en la visita de su S.S. Benedicto XVI, han hablado de lo que desconocen, su ignorancia es no osada, sino osadísima, hasta quedar ellos en ocasiones de ridículo. Me gustaría saber esos escritores que tanto hablan de las encíclicas del Papa o de sus palabras si las han leído, aunque sea para conocerlas y después decir que no están de acuerdo.

Son personas sin fe, pero a la vez poco inteligentes porque nadie con dos dedos de frente habla de lo que no sabe, pero es igual, ellos lo que quieren es hacer daño moral en la gente sencilla que se cree las mentiras que escriben o hablan, esos sabios de la doctrina cristiana. Cuando una persona sin fe tiene cultura conoce los temas y puede que no crea pero no dice tantas tonterías y nos damos cuenta de que ha leído las palabras del Papa, pero que no las comparte. Ya es famoso el debate que tuvo el entonces cardenal Ratzinger, con el filósofo alemán Habermas; dos posturas distintas, dos mentes prodigiosas, una creyendo en Dios y en la Razón el otro sin creer en Dios pero razonando profundamente.

Nosotros a nuestro nivel de personas corrientes debemos procurar eliminar la ignorancia sobre todo en los niños, para que cuando sean hombres tomen sus decisiones por sí mismas y no como consecuencia del lavado de cerebro a que están siendo sometidos en todos los temas.

Piedad Sánchez de la Fuente