Sr. Director:
Me alegra que la Justicia haya dado un merecido toque de atención a Jordi Hereu, alcalde socialista de Barcelona, por su política lingüística de marginación de la lengua española.

 

Recientemente me pasé por una oficina municipal para solicitar una ayuda para un familiar enfermo. Pues bien: ni impresos ni formularios ni folletos ni letreros ni nada estaban en español. ¿Por qué esa obsesión contra todo sentido común por desterrar de la administración de Barcelona la lengua que hablamos la mayoría de barceloneses?

¿Por qué el ayuntamiento no acata de una vez el mensaje tan lógico de la Justicia, es decir, que en una ciudad bilingüe la administración también sea bilingüe y utilice las dos lenguas en sus instalaciones en vez de sólo una, como hacen ahora?

Pilar González Rodríguez