"Hasta en el ABC he leído...". "Pero cómo puede ser que un periódico como el ABC...".

Es curioso, con el diario fundado por los Luca de Tena ocurre algo parecido a la reacción de muchos frente al Partido Popular: No están dispuesto ni a creer lo que ven y lo que leen, es decir, no están dispuestos a aceptar que la carcoma haya invadido lo que siempre creyeron criterio firme, o baluarte inexpugnable. Mariano Rajoy defiende el aborto y afirma que va a lanzar una ley de parejas de hecho para todo el Estado (y si alcanza la Presidencia del Gobierno sí que tendrá competencia para hacerlo). Es igual, para muchos españoles está claro que el enemigo de la familia es la izquierda.

La verdad es que Luis María Ansón tiene toda la razón cuando habla del "verdadero ABC" que él dirigió. Supura la herida, pero eso no le quita un ápice de razón. En efecto, desde que el grupo vasco Vocento se hizo con el diario católico-monárquico-liberal al ABC no le conoce ni la madre que lo peinó (por ese orden en su día, aunque hoy es justamente al revés), de liberal tiene su defensa de las grandes empresas (es decir, que es más capitalista que liberal), tan propio de los Ybarra y los Bergareche; de monárquico el silencio doloso sobre las tontunas de algunos miembros, no todos, de la Casa Real; y de católico, el ABC ya no dispone ni del nombre del que apostrofan. Clomo muestra un botón: Julián Marías, cuyos artículos antes ocupaban la página 3, ha sido relegado a las ignotas páginas interiores, a ser posible par. Y es que la corrupción de lo mejor es lo peor.

Y ha sido el ABC, cómo no, quien ha llevado a portada la iniciativa legal de los republicanos de Bush: un proyecto de ley que castigará a los agresores de niños no nacidos, y que fue aprobado la pasada semana por el Congreso (254 votos a favor frente a 163). Algo que, por cierto, recuerda aquel proyecto legal sueco por el que se concedía entierros y funerales a los fetos productos de aborto, en flagrantes contradicciones hacia las que los nórdicos se muestran tan propicios: legalizar el aborto porque el feto no es persona y, al mismo tiempo, enterrar al feto porque sí es persona.

El caso es que el ABC, perded toda esperanza, lleva a portada la aprobación de la ley que protege al feto de posibles agresiones, pero subtitula: "Esta media legislativa abre un debate nacional, pues cuestiona el derecho de una mujer a interrumpir de forma voluntaria su embarazo". Es decir, que el aborto (eso fue cuando comenzó la campaña, 30 años atrás) ya no es un mal menor ante situaciones límite, sino un "derecho": la madre tiene derecho a matar a su hijo y a expulsarlo de sus entrañas. Lo dice el ABC. Pero habrá quien sea incapaz de aceptar el cambio operado en el muy monárquico diario.

Así, el lobby feminista, anclado en el Partido Demócrata y en su candidato a presidente, John Kerry, afirma que todo es un subterfugio para minar "los derechos reproductivos" de la mujer, que más bien habría que llamar "derecho a no reproducirse". Es más, han planteado un texto alternativo muy "sueco": en él se incrementaban las penas para quienes causaran daño a un feto, pero sin restringir el sacrosanto "derecho" al aborto. Es decir, que si un delincuente común practica el tirón para robar un bolso, derriba a una embarazada y, como consecuencia de ello, mata al niño sería castigado con todo el peso de la ley. Pero, si es su madre quien acude a una clínica (por decir algo) abortista, entonces no pasa nada. En el primer caso, estaríamos hablando de homicidio, en el segundo de un derecho legal que debe ser defendido por las autoridades. En el primer caso, el feto es una persona, en la segunda un apéndice de la madre perfectamente prescindible.

El absurdo es grande, pero nadie ha dicho que los demócratas de Bill Clinton tengan que ser coherentes ni lógicos... ni tampoco el ABC de los Ybarra y los Bergareche.

Pero hay más. La metamorfosis draculina del diario monárquico adquiere todo su esplendor en la edición del martes 22, donde nos explican (favor que le hacen a Rajoy) los pasos que va a dar, o que tiene que dar, porque no queda claro si hablamos de información o de presión, el futuro Gobierno de Mariano Rajoy para introducir el matrimonio homosexual. Con indecible entusiasmo, el ABC de Zarzalejos nos explica que, gane quien gane las elecciones, habrá matrimonio homosexual en España. Ya saben: la famosa argumentación determinista del "perded toda esperanza", hagáis lo que hagáis, os pongáis como o pongáis, cargad con el muerto.

El ABC propone un contrato privado de convivencia (menos mal que no les ha dado por el precioso eufemismo de unidades afectivas de convivencia, que recuerda la interrupción voluntaria del embarazo) equiparable al matrimonio. Luego, no se sabe por qué, quizás porque así lo dicta el PP, se detiene en la adopción de niños por parejas gay. Lo cual es una injusticia. En efecto, si es matrimonio deben poder engendrar, adoptar y educar hijos. Y si no lo es... pues no debe practicar ninguna de esas funciones.

En definitiva, el ABC, propiedad, como creo haber dicho antes, de las muy católicas familias Ybarra, Bergareche y Luca de Tena se ha convertido en el abanderado de los matrimonio gay, todo un insulto a la familia.

Y todo esto es bello e instructivo. A fin de cuentas, lo mejor es saber dónde está cada cual, aunque algunos les cueste aceptar cambios tan curiosos y radicales. 

Lo que está claro es que el ABC vive la más grave crisis de su historia: una crisis de ideario.

                                                         Eulogio López