• La prensa económica internacional critica el inmovilismo del Presidente del Banco Central Europeo.
  • El FMI exige al italiano que adopte medidas más contundentes para solventar la crisis de la deuda en la UE.
  • Mientras, Mariano Rajoy vuelve a adoptar una postura cobarde y se aferra a unas hipotéticas medidas del BCE que nadie sabe si llegarán a ser aprobadas.

En el día de ayer, todos los focos del mundo financiero internacional -en especial del europeo- estaban centrados en la rueda de prensa impartida por el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi (en la imagen), en la ciudad alemana de Frankfurt, sede del BCE.

En plena crisis de la deuda italiana y española, y tras las palabras de apoyo al euro por parte del máximo responsable del BCE durante la pasada semana, existían grandes expectativas ante la comparecencia del mandatario italiano. No obstante, dichas elevadas expectativas se vieron considerablemente defraudadas, ya que en su intervención el líder del BCE continuó manteniendo su postura de que el mayor organismo financiero europeo no tiene prevista, al menos a corto plazo, la adquisición de deuda soberana de los países miembros en apuros, que sería una solución a corto plazo para la crisis de la deuda pública española e italiana, tan afectada por las presiones especulativas.

Cabe destacar que en la defensiva postura que adoptó Draghi en la rueda de prensa, se puede observar la mano de Alemania, que continúa oponiéndose férreamente a la adquisición de deuda soberana por el BCE y que controla todos los movimientos y posiciones del mismísimo presidente del BCE, a quien el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann recordó que el banco alemán tiene una voz más fuerte que otros bancos centrales en el BCE, lo que no sólo es un ejercicio de prepotencia y desprecio con respecto a los demás países miembros de la eurozona -las palabras de Weidmann sobre el poderío económico alemán recuerdan mucho a las palabras que profería Adolf Hitler sobre el poder militar germano- sino que supone que el BCE ya no es un órgano independiente, sino que se trata de otro órgano europeo más, teledirigido desde Berlín.

No obstante, lo que no podía imaginar Draghi es que hasta los grandes medios paradigmáticos del capitalismo financiero mundial iban a oponerse a sus tibias palabras. En este sentido, destaca el diario Financial Times que en su portada de hoy, acusa a Draghi de acabar con toda posibilidad de acción inmediata para superar la crisis de la eurozona.

Sin embargo, las críticas al líder italiano no sólo se limitan a los grandes medios de la prensa internacional sino que el propio Fondo Monetario Internacional, por boca de su directora gerente, Christine Lagarde, ha solicitado al máximo responsable del ente bancario europeo que adopte medidas de política monetaria no convencionales que permitan garantizar el alivio monetario en la zona euro y que ayuden a solventar las actuales tensiones que están marcando a algunos países pertenecientes a la eurozona, sobre todo, a España e Italia.

Mientras tanto en el día de ayer, jueves, el presidente del Gobierno español se reunía en el Palacio de la Moncloa con el primer ministro de Italia, Mario Monti. En este sentido, también había gran expectación sobre la valoración que haría el presidente español de las palabras del presidente del BCE. También en este sentido, las expectativas resultaron defraudadas, ya que en su comparecencia Rajoy resultó patético y demostró su cobardía al no plantar cara a las instituciones europeas, al continuar aferrándose a la creencia de que se pondrá en práctica la adopción de unas hipotéticas medidas futuras por parte del BCE -basándose en palabras del presidente del BCE que aseguró que no permitiría la continuación del incesante riesgo sobre la prima de riesgo de algunos países de la eurozona-.

No obstante, la cuestión que debería meditar Rajoy es, ¿esas medidas futuras se aprobarán pronto o se adoptarán cuando España tenga que solicitar el rescate global de su economía cuando ya no sea capaz de resistir la creciente presión especulativa sobre su deuda?

Gabriel López

gabriel@hispanidad.com