No se trata de un juicio ordinario, sino de un juicio político

Dejemos las cosas claras. El juez Ferrín Calamita que está siendo encausado por supuesto retraso indebido y supuesta prevaricación, siempre actuó en bien de la menor, Candela. Como en cualquier caso de adopción, pero máxime en este caso, el juez pidió informe al equipo psico-social sobre la idoneidad de la adoptante. Es lo que marcan las convenciones internacionales en defensa del menor, según señala el propio juez.

Lo que ocurre es que en este caso, la adoptante era pareja de la madre biológica y Ferrín pensaba además plantear una cuestión de inconstitucionalidad que nunca pudo llegar a presentar. Porque lo que ocurrió no es que las 'madres' se sintieran discriminadas. Lo que ocurrió es que la progresía de derechas y de izquierdas quiso fusilar al amanecer a quien resulta incómodo y parecía débil. Y sobre todo, porque es católico. Y ya saben: 'no se puede ser católico y juez de familia'... Escarmentado uno, aprendidos todos. Era el slogan de Mao. Conclusión: no estamos ante un juicio jurídico, sino ante un juicio político. Lo explica el propio juez Ferrín.

Por último, el proceso que se sigue contra el juez está plagado de irregularidades. El derecho ha sido retorcido para que se pudiera sentenciar al juez antes de que hubiera las mínimas garantías de un Estado de Derecho. Vean el resumen de irregularidades elaboradas por el abogado del juez Ferrín.