Sr. Director:  

La alerta mundial por el virus del ébola ha despertado la conciencia internacional sobre un problema de salud pública que hay que atajar entre todos, porque ni los países de África Occidental, escenario del origen del brote, ni las ONG tienen los medios necesarios. 

Pero hay una pequeña y callada comunidad sobre el terreno, es la que conforma el millar de religiosos que otorgan, además de otras cosas, consuelo a los infectados, que estaba allí antes de que se decretara la emergencia y, sin ninguna duda, se quedará cuando lo peor haya pasado.

Jesús Domingo Martínez