• El ministro de Economía y Competitividad está pidiendo manguerazo, es decir, que el BCE emita más dinero.
  • El vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Asuntos Económicos debería preocuparse de que aumenten los salarios y bajen los impuestos, y no de la baja inflación.
  • El verdadero problema es que se debe animar la economía real.
  • Ambos políticos coinciden en que la recuperación se va consolidando.

Los datos del pasado viernes referidos al Índice de Preciosde Consumo (IPC) del mes de marzo, que adelantó el Instituto Nacional de Estadística (INE), señalaron que los precios cayeron un 0,2%. Esto mostró lo que ya se sabe, es decir, que la inflación se mueve en tasas muy bajas, y volvió a surgir el peligro de una posible deflación.

Varios políticos ven la deflación como un problema y ya se ponen manos a la obra para intentar arreglar esta situación cuanto antes. Sin embargo, están equivocados de principio a fin en su planteamiento y en su posible solución.

El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos (a la derecha de la imagen junto a Olli Rehn), ha admitido a su llegada a la reunión del Eurogrupo que la baja inflación plantea "dificultades" a España por el alto nivel de endeudamiento y está convencido de que el Banco Central Europeo (BCE) va a actuar al respecto.

Aunque Guindos parece no querer llamar a las cosas por su nombre, pues ha aclarado "yo no veo un problema de deflación en Europa, yo veo un problema de una inflación muy, muy reducida, claramente por debajo del 2%". Además su solución es pedir el manguerazo, es decir, que el BCE emita más dinero, pero eso no arregla las cosas.

Por su parte, al vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn, también le preocupa la posibilidad de un largo período de baja inflación en Europa porque cree que ralentizará el proceso de reequilibrio de la economía de la eurozona. Recuerden que en marzo la inflación de este territorio se situó en el 0,5%.

Sin embargo, debería preocuparle mucho más que aumenten los salarios y bajen los impuestos. Pues esa es la solución a la deflación y no emitir dinero. Aunque las bolsas esperan que Mario Draghi, presidente del BCE, se convierta en bombero por un día y abra la manguera para apagar el incendio de la deflación, siguiendo las ideas del economista estadounidense Milton Friedman.

Pero el verdadero problema no es la deflación, sino que es necesario animar la economía real, la de los trabajadores, y no la financiera, propia sobre todo de los especuladores. Este problema tiene fácil solución: subir salarios y bajar impuestos. Esto animaría de verdad este tipo de economía y no las buenas palabras con las que se llenan la boca muchos políticos o unas palmaditas en la espalda de los asalariados.

Una solución que España necesita que se ponga en marcha cuanto antes, pues los trabajadores llevan sufriendo durante mucho tiempo una excesiva moderación salarial. Esto animaría el consumo, es decir, la demanda interna, lo que redundaría en los precios, que no estarían por los suelos, y por lo tanto en la inflación, que no sería tan baja.

Por otro lado, ambos políticos han señalado la consolidación de la recuperación económica y su buen rumbo, tanto en España como en el conjunto europeo, "está ganando terreno y se está reforzando", ha añadido Rehn. "El primer trimestre va a ser un buen trimestre", ha anunciado Guindos. Además el Gobierno revisará sus previsiones económicas a finales de este mes y parece ser que tendremos "un crecimiento en el entorno del 1%" y se creará empleo. Esperemos que respecto a la recuperación las percepciones de Guindos y de Rehn sean más acertadas que en el caso de la deflación.

Cristina Martín

cristina@hispanidad.com