No acepta su sustitución por el consejero delegado, Goirigolzarri. El caso Merrill Lynch tiene una trascendencia muy secundaria a la de Oildor o la refinanciación de la deuda de la familia Rato en Argentaria. A Sebastián y Arenillas se les conoce como Donosti & Little Sands. Zapatero está convencido de que los empresarios deben empezar a temerle.

A Francisco González, presidente de BBVA, le llaman (los descontentos de la propia entidad y los partidarios de que Goirigolzarri asuma la Presidencia) Mister 30. Multiplicó por 30 el valor de FG Inversiones Bursátiles, multiplicó por 30 la valoración de Oildor, tiene acumulado un fondo de pensiones de más de 30 millones de euros y, podríamos añadir, llevó a la Comisión de Riesgos de Argentaria la refinanciación de 3.000 millones de las antiguas pesetas (que es también múltiplo de 30, unos 18 millones de euros) de la deuda global del grupo empresarial de la familia Rato.

Estamos en la guerra de dossieres. Todo un país mira hacia atrás y empieza a analizar la trayectoria profesional de unos y otros. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha cometido la torpeza de comenzar por el caso de la venta de FG Inversiones Bursátiles a Merrill Lynch, probablemente el caso menos importante de cuantos adornan la leyenda negra de FG, y que incluso ha permitido al BBVA sacar pecho y demostrar que estamos ante una persecución política por parte del PSOE. Lo cual es cierto, tan cierto como que el Partido Popular fue quien nombró a FG presidente de un banco, a pesar de su nula experiencia bancaria, y tan cierto como que fue la política de dossier y la espuria utilización de la prensa quienes le otorgaron la Presidencia en solitario a FG, tras chivarse de las cuentas secretas de Jersey y de las percepciones presuntamente negras, desde el punto de vista fiscal, de Emilio Ybarra y otros consejeros de la entidad. La verdad es que sólo la pensión de FG, a 31 de diciembre de 2004, supera con creces lo cobrado por todos los consejeros expulsados. Pero, eso sí, la pensión se la paga el banco, y no desde una cuenta en Jersey.

Dos de los protagonistas de esta historia por parte del Gobierno Socialista son la pareja que, en la jerga de la City madrileña, ha pasado a ser conocida como Donosti y Little Sands, es decir, el asesor monclovita Miguel Sebastián y el vicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Carlos Arenillas, esposo de la número dos, tras el propio Zapatero, en la lista al Congreso por Madrid, es decir, Mercedes Cabrera. El planteamiento político, al que sin duda son ajenos muchos de los implicados en la batalla, es el siguiente: Donosti y Little Sands han convencido a Zapatero de que debe dar un puñetazo encima de la mesa y controlar directamente el mundo empresarial. Ahora hablamos de respeto, pero no pasa nada si hacemos que el respeto se convierta en terror. Está bien que te respeten, pero aún mejor es que te teman.

Así, ha surgido el asunto de la venta de Merril Lynch, pero, créannos, esto no ha hecho más que comenzar. La prensa se ha alineado enseguida: Todos a favor del BBVA, que tiene la cuenta en publicidad más fuerte que Sacyr, menos el grupo Prisa, de Jesús Polanco. Aquí hay que resumir las estrategias de ambos bandos, que no es exactamente la misma. Muchos de esos grupos periodísticos afirman lo siguiente. Si me das dinero, no te atacaré. Polanco, por eso fue llamado el serbio, introduce un pequeño retoque en la técnica: primero golpea y, si el enemigo no se rinde, golpea más fuerte. Los primeros alaban a cambio de dinero, Polanco no alaba: sólo te deja en paz... a cambio de dinero o de licencias, o simplemente para reafirmar su autoridad. Conclusión: Todos los medios están a favor de BBVA, salvo Polanco que, más que con Sacyr, está con el Gobierno socialista.

Y así, en la City se espera que antes del lunes salga otro caso FG, más que nada porque el martes 25 hay Consejo de Administración en BBVA y el miércoles 26 se presentan los resultados. Naturalmente, el BBVA intenta contraatacar menospreciando a Sacyr, unos constructores que nada saben de banca, un sector para elegidos, y que hundirían el sistema de pagos del país.

Ahora, pues, viene Oildor. En pocas palabras, se trata de una empresa creada por varios consejeros de Banesto y con la pretensión de poner en marcha más de un centenar de gasolineras por toda España. Casualmente, esas expectativas fueron valoradas  al alza por el tasador externo de FG Inversiones Bursátiles, a la sazón FG, que convirtió los presuntos millones de pesetas en millones de euros, y, en base a esa valoración, Banesto compró la sociedad y los accionistas del banco se tragaron las pérdidas. No contento con ello, FG, que al parecer sí creía en la empresa, compró acciones de la misma y obtuvo la correspondiente plusvalía. Y, ¡oh, casualidad!, cuando Banesto es intervenido, el equipo dirigido por Alfredo Sáenz no paga a ningún accionista de Banesto... salvo a FG. Por hacerlo breve: FG ganó (cobró, de hecho, tres veces, dos como intermediario y una como accionista), mientras que el resto de socios tuvo que declarar ante el juez por esta operación, que acrecentó el tiempo de prisión al que fueron condenados los miembros del equipo Mario Conde.

Pero es que la parte del león viene con el caso del Grupo de empresas de la familia Rato. Como es sabido, Rodrigo Rato nombra presidente de Argentaria, entonces banco público, a Francisco González, y expulsa a Francisco Luzón. Apenas semanas después de su nombramiento, aparece por Argentaria Moncho Rato, hermano del superministro, que viene a refinanciar una deuda de más de 180 millones de euros que distintas empresas de su grupo, en especial las distribuidoras de bebida, tenían con un total de 11 entidades. Para que se hagan una idea del asalto, entre esas empresas del grupo figuraba Radio Forana, una sociedad radicada en Mallorca y participada por Ángeles Rato Figaredo y su esposo, José Francisco de la Rosa Alemany. Una sociedad, no es broma, con un millón de pesetas de capital social, un millón de pesetas de facturación, un millón de pérdidas... y 350 millones de deuda con el Rabobank. Al parecer, los gerentes del banco holandés supieron ver en la compañía valores ocultos que el resto de los mortales no consiguen descubrir.

Por ejemplo, no lo consiguió la Comisión de Riesgos de Argentaria, quien, naturalmente, aconsejó denegar, de manera radical, la operación.

Curiosamente, el caso más aprovechable para tumbar a FG no ha salido a la luz. Quizás porque Rodrigo Rato es hoy director gerente del FMI, y eso, no nos engañemos, tiene un valor. Polanco siempre ha tratado bien a Rodrigo Rato.

Es igual, FG se aferra al cargo y el Gobierno Zapatero continúa presionando de la mano de Prisa, mientras el resto de la prensa cierra filas ante la numantina defensa del agraviado, que nunca como ahora había cosechado tantas simpatías en el PP y en la derecha. Aquí, el único que está perdiendo es el prestigio de la economía española.