Impresionante largometraje del mexicano Alfonso Cuarón que algunos lo han comparado en calidad con 2001: Una odisea del espacio. Personalmente, prefiero  Gravity porque consigue algo que la película de Kubrick nunca logró: me emociona.

La  brillante ingeniera Ryan Stone, junto con el veterano  astronauta Matt Kowalsky, se encuentran en una misión espacial rutinaria cuando se produce un incidente que deja  destruido su trasbordador. Perdidos en el espacio, y sin comunicación con la Tierra,  se verán obligados a vivir una auténtica odisea para llegar a alguna estación  donde encuentren  una nave adecuada para volver a nuestro  Planeta…

El director Alfonso Cuarón, coguionista de esta magistral historia junto a su hijo Jonás, logra transmitir la magia del cine; porque interesa, emociona, angustia y  hace sonreír con un relato comprensible que reivindica el valor de la vida,   incluso para los que no son conscientes de ello. Y todo esto  lo consigue en perfecto equilibrio con imágenes impactantes, y verosímiles, del espacio que han debido esperar cuatro años y medio para  plasmarse (debido a su complejidad técnica) y en cuyo resultado final hay que alabar tanto al director de efectos especiales como  de fotografía.

Porque esta aventura espacial, metáfora de la  propia existencia, convence y cautiva al abordar el sufrimiento, el dolor, la muerte y, sobre todo, la posibilidad de renacer de las cenizas. En lo que colabora de forma destacada la maravillosa y empática  actuación de  Sandra Bullock  que se merece estar nominada (y ganar) el Oscar.

En muchas ocasiones nos quejamos del cine actual; ahora, gracias a Gravity,  hasta  los más críticos puede congraciarse con el Séptimo arte, a más a más incluso con el 3D, porque en esta película está más que justificado este formato para disfrutar de ese gran espectáculo que es… el cine.

Para: Todos los que amen el buen cine