A la vista de lo que surge del Parlamento Europeo no estoy seguro de que lo mejor sería cerrar este organismo tan oneroso y que los ciudadanos eligieran directamente a un Gobierno europeo por sufragio universal.

La última, ha consistido en una curiosa relación sida-aborto, camino del gran objetivo de los europarlamentarios: la consecución del aborto como un derecho en todo el continente. Uno diría que la solución al aborto y el sida es la misma: no separar sexo y amor, que ha sido la base de la civilización y el derecho, no sólo de la moral, durante toda la historia. Pero, al parecer, no.

Y eso que los democristianos son mayoría en el Parlamento, lo que demuestra una vez más que la democracia cristiana actual tiene poco de demócrata y nada de cristiana.

Nuestros parlamentarios europopulares han decidido hacer mutis por el foro, que es la mejor manera de no retratarse en defensa de la vida.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com