Sr. Director:

La siguiente reflexión que escribo me la inspira el que el apellido de De Juana me ha recordado a alguien que también es conocido por levar el nombre "Juan":  John Gotti, famoso gangster de Nueva York.

Un testigo presencial me comentó una vez que vio a John Gotti rodeado de guardaespaldas por el barrio de Little Italy de Nueva York, y todo el mundo estaba de fiesta: celebraban que había salido bien en un juicio. Quien conoce Little Italy sabe bien que allí, quien mandaba, era la mafia. Sólo los que tenían apellido italiano podían trabajar en el barrio. Ay, si por ejemplo, eras un electricista de apellido irlandés y se te ocurría ir a hacer una chapuza en el barrio. Lo mínimo, el coche destrozado... Y claro, los de allí apoyaban a Gotti. En otras palabras, Gotti les beneficiaba. Sus asesinatos les venían bien para progresar. Vivían bien gracias a un asesino.

Gracias a Dios, Gotti, por decisión de un buen gobierno, fue investigado, arrestado y condenado a cadena perpetua. Falleció en 2002 en la cárcel, y la Iglesia Católica le negó el ser enterrado en cementerio católico. ¿Se puede uno imaginar cual hubiera sido la reacción del poder político y judicial de EE.UU si Gotti se hubiera puesto en huelga de hambre para salir de la cárcel?

¿Y cuál ha sido la reacción de los que nos mandan en un caso idéntico? El gobierno nos deja indefensos frente a los asesinos. Así nos va.

Javier Lopez