En muchas ocasiones lo pequeño es grande y lo sencillo es lo más auténtico. Ocurre eso con Gigante un relato minimalista que narra una historia de amor llena de belleza.

Jara es un hombre tímido, de 35 años, de carácter bonachón pero de aspecto fornido que desempeña el trabajo de guarda de seguridad nocturno en una gran superficie. Durante su monótona ocupación Jara descubre, a través de la cámara  interna del hipermercado, a Julia, una de las jóvenes limpiadoras Poco a poco, observándola, Jara se siente atraído por ella y se convierte, a la salida de su trabajo y sin que ella se percate, en su sombra

Esta comedia romántica, que desarrolla sus 90 minutos de metraje casi sin palabras, está llena de calidez, de cercanía, acrecentada (acertadamente) por la grabación con cámara al hombro que le da a la imagen una textura granulada de documental. Y es que, realmente, Gigante cuenta una historia cotidiana, protagonizada por personajes humildes

Pero el sencillo argumento atrapa porque el personaje de Jara derrocha  candidez e inocencia (parece un chico grande). Construida narrativamente de forma muy original, resulta un prodigio en la descripción de lo que es el enamoramiento: ese estado en que, como bien ha descrito el director de la película, la persona enamorada se convierte en un ser ido y obsesivo

Primer largometraje del director argentino Adrián Biniez, Gigante ha sido bien recibida allí donde se ha presentado. En el Festival de Berlín obtuvo tres galardones (entre ellos el Oso de Plata, Gran Premio del Jurado) y en el reciente Festival de San Sebastián el Premio Horizontes Latinos. No hay que dar muchas vueltas para hallar la razón de este éxito: retrata  la vida corriente con tanta ternura como credibilidad.

Para: Los que quieran contemplar una historia de amor realizada con los mínimos medios materiales