Los Guardias Civiles que perseguían a los narcotraficantes, lo hacían en caliente

Veamos. El pasado lunes cuatro agentes de Guardia Civil persiguen en caliente a unos narcotraficantes. Por supuesto, la GC no tiene jurisdicción en territorio gibraltareño, tema discutido, pero que apartaremos del debate. Sin embargo, cuando se trata de una persecución en caliente, la lógica colaboración entre dos estados -no es el caso- permite que se realice, para evitar la fuga de los delincuentes. De otra manera estaríamos hablando de crear santuarios. Lo mismo que ocurría con Francia cuando los terroristas buscaban el burladero vecino para impedir ser detenidos. Cuando Francia decidió que ETA no era un problema español sino también suyo, comenzó a colaborar. Y no sólo se permitió la persecución en caliente 200 metros, sino 50 kilómetros. Ese acuerdo existe también con Portugal. Y ya son kilómetros.
Sin embargo, los gibraltareños, con legitimidad discutible, se niegan a colaborar. Es después de disparar contra unas boyas con los colores de la bandera de España en unas maniobras militares. No. No ha habido un exceso por parte de la Guardia Civil, sino un exceso por parte de Gibraltar. Es más, existe el riesgo grave de que la Roca se convierta en un paraíso de la delincuencia con la aquiescencia de las autoridades británicas. Por eso las disculpas de Rubalcaba son tan perversas. No sólo humillan a la Benemérita, sino que ayudan a que Gibraltar se convierta en el santuario de los delincuentes, amén de la gran lavadora de dinero negro de todo el Sur español.