Sr. Director:
La decisión del Gobierno español de cumplir a rajatabla con la ley en el control de la frontera con Gibraltar, territorio español ocupado por la corona británica, hace ya trescientos años, no es un paso más que agudiza el conflicto con el Reno Unido y su colonia, sino un elemental ejercicio de seguridad jurídica, en defensa de la justicia y del cumplimiento del Tratado de Utrecht.

El hecho de que el gobierno del Peñón, del que es responsable su ministro principal Fabián Picardo, haya alentado que se lancen al mar bloques de hormigón con pinchos que destruyen los caladeros en los que pescan los armadores españoles es una declaración formal de una voluntad que no se caracteriza por el diálogo y que reiteradas veces utiliza la provocación como argumento de autodefensa.

Suso do Madrid