Asegura el ministro de Asuntos Exteriores que España tiene un convenio con Cuba por el que ninguno de los dos países puede revisar las penas dictadas en el otro. Lo ha dicho este martes refiriéndose a la situación que vive Ángel Carromero (en la imagen), condenado en Cuba a cuatro años de prisión por el homicidio involuntario de los disidentes cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero en un accidente de tráfico sucedido el 22 de julio de 2012.

Vale, pero, ¿qué ocurre si el convenio es injusto o, como en este caso, la pena es fruto de un procedimiento judicial irregular, propio de una dictadura como la cubana

Cuando llegó a España en diciembre de 2012 -después de estar seis meses en una prisión cubana-, el dirigente de Nuevas Generaciones del PP ingresó en la cárcel de Segovia en la que asombrosamente estuvo hasta mediados de febrero. Digo asombrosamente porque incluso antes de esa fecha, en octubre de 2012, el hermano de Oswaldo explicó en estas mismas pantallas que Carromero era inocente y que no tenía que haber sido ni siquiera juzgado.

García-Margallo ha admitido este martes que siente "cierta sensación de injusticia" por las críticas que está recibiendo desde algunos medios de comunicación. Y lo argumenta: "Lo único que hizo el Gobierno ha sido traer a Carromero en tiempo record y sin ninguna contraprestación".

Estamos hablando de un caso en el que la propia familia de la víctima afirma que Carromero es inocente y que Oswaldo -que, por cierto, tenía la doble nacionalidad cubana y española- fue asesinado por los servicios secretos de la dictadura. Y lo de la Audiencia Nacional y el no indulto es, sencillamente, de traca. Según el informe de la AN, Carromero no ha mostrado arrepentimiento. Y Carlos Payá responde, con toda la razón del mundo: "¿De qué rayos se tiene que arrepentir si es inocente"

Sr. Ministro: efectivamente, los convenios están para cumplirlos, pero los convenios injustos se deben romper. Y cuanto antes.

Pablo Ferrer

pablo@hispanidad.com