Aguirre ya ha colocado a su empresario favorito, Díaz Ferrán, en la cúpula de la patronal, mientras prepara cambios en Cajamadrid (Rodríguez Ponga) y en Telemadrid (Ildefonso de Miguel o Sáenz de Buruaga). El Mundo y La COPE se han convertido en los dos grandes apoyos de Aguirre, detrás de la cual está Rodrigo Rato. Con Gallardón, Bono y Polanco. La batalla comenzará tras la municipales y autonómicas de mayo. Gallardón ofrece a Rajoy la paz con PRISA; si no, amenaza con crear un partido de centro con José Bono y líderes ciudadanos. Posible fallo en la estrategia de Aguirre: Díaz Ferrán está imputado por Aerolíneas Argentinas, y el Gobierno Zapatero posee toda la información al respecto

 

Con amigos así no se necesitan enemigos. El enfrentamiento entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y su correligionario, el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, adquiere tintes de novela y marca registros mucho más agudos, mejor, estridentes. La pugna es clara: uno y otro quieren ser candidatos a la Presidencia del Gobierno por el Partido Popular. Y el problema es que son dos, y hay un solo puesto. Eso sí hay diferencias entre ellos: Esperanza Aguirre no rechaza ser candidata en 2008, mientras que el plan de Gallardón es otro: renovar como alcalde de Madrid en mayo, y dejar la alcaldía en manos de Ana Botella para pasar, en 2008 a ser el número dos en la lista por Madrid (elecciones generales), además de secretario general del partido en sustitución de Ángel Acebes. Ofrece a cambio un armisticio con PRISA –de cuya autenticidad duda Mariano Rajoy, porque PRISA no ofrece pactos, en tal caso ofrece puñetazos enguantados- y una modernización de la derecha. Y cuidado, si no se aceptan sus condiciones, como ya hemos informado en Hispanidad, Gallardón echará mano de su perfil regenerador, es decir, la construcción de una alternativa de centro, con el ex ministro socialista José Bono y otros "líderes sociales". En plata, que amenaza con romper el Partido Popular, que ya anda sobrado de roturas.

Los dos líderes se aprestan para la batalla, que se librará tras las elecciones municipales y autonómicas de mayo, es decir, para cuando el señor alcalde sea emplazado a leer la biografía autorizada de doña Esperanza, donde le pone como no digan dueñas. Pero Aguirre, como hemos dicho, tiene un poco más de prisa, y no rechaza presentarse ahora mismo, es decir, en 2008. Y cuenta con apoyos en el aparato y entre ex altos cargos, como el secretario de Estado de Comunicación, Pedro Antonio Martín Marín. En cualquier caso, está formando su grupo de apoyo empresarial y mediático. Es decir, aquello que necesita un político con ambiciones, amén de un buen abogado, naturalmente.

Por de pronto, Aguirre quiere cambiar al presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, y al director general de Telemadrid, Manuel Soriano. Los dos cocineros de la campaña son su jefe de Gabinete, Regino García-Badell, y el propietario de Marsans y nuevo presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán. Por cierto, para que todo quede en casa, Regino y Gerardo son primos. Pues bien, Díaz Ferrán le sirvió a Esperanza Aguirre para copar la Cámara de Comercio de Madrid, expulsando a Fernández Tapas, el empresario de Gallardón, y advirtiendo a Florentino Pérez que si quiere seguir siendo algo en Madrid, deberá contar, no sólo con la Alcaldía, sino también con la Comunidad. Para versátil, Florentino, que se ha convertido en íntimo de Aguirre como antaño lo fue de Gallardón, el hombre que le concedió la parte del león de la macro-obra de la M-30, a pesar de ofrecer menos dinero que Sacyr.

Díaz Ferrán es también candidato a la Presidencia de Caja Madrid, pero ahora que también se ha convertido en presidente de la patronal CEOE el candidato de Aguirre para sustituir a Miguel Blesa es Estanislao Rodríguez Ponga. Como repite la señora Aguirre: En Caja Madrid manda la Comunidad de Madrid. Pero no en 2015, como pretende Blesa, porque para entonces Estanis tendrá 64 años, demasiados años.

Eso sí, Diaz Ferrán tiene dos problemas: no son santos de la devoción del presidente del Santander, Emilio Botín, y eso puede ser muy peligroso en España. No les perdona su ligazón crediticia privilegiada con el antiguo Central Hispano y su relación con personal con José María Amusátegui y con Emilio Novela, dos ex del BCH.

El otro problema se llama Aerolíneas Argentinas. Ahora mismo, en el Juzgado número 35 de Madrid, Díaz Ferrán y su socio, Gonzalo Pascual, están imputados por los delitos de estafa procesal, falsedad documental, delito fiscal y apropiación indebida de fondos públicos. Y el PSOE tiene toda la información del mundo sobre el caso, celosamente guardada por el presidente de la SEPI, Enrique Martínez Robles, uno de los comisarios políticos más eficiente del zapaterismo.

Frente mediático. Uno de los secretos mejor guardados del todo Madrid es el acercamiento entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre y el director de El Mundo, Pedro J. Ramírez. No es un secreto que el locutor Federico Jiménez y Pedro J. Ramírez están contra Gallardón y por Aguirre. En Madrid, el diario La Razón cuida con mimo a la presidenta de la Comunidad y ésta, además, prepara cambios en Telemadrid. Regino ha vuelto a actuar y el presidente del ente público, Álvaro Remedo, ya está incurso en la campaña para cambiar a Manolo Soriano por Ildefonso de Miguel (Canal de Isabel II, antes en ONO y Retevisión) o por Ernesto Sáenz de Buruaga, cuya fidelidad a Aznar puede suponer un problema. Ahora mismo, Esperanza Aguirre ya no es aznarista sino ratista.

La batalla, para después de las elecciones. Mariano Rajoy mira hacia otro lado por dos razones. En primer lugar porque es gallego, y en segundo lugar porque a don Mariano no le gusta ni Aguirre ni Gallardón, pero le encanta que se peleen entre ellos en el segundo escalón. Y también le encanta que Ángel Acebes y Eduardo Zaplana se den de bruces. Es el estilo: divide y vencerás, especialmente si los divididos no son tus adversarios, sino tus subordinados. De esta forma, puede que no llegues a La Moncloa, pero te mantendrás en Génova.