El alcalde Madrid plantea su condición en una entrevista con ABC. Exige a Rajoy que se libere de la tutela de Pedro J. Ramírez, especialmente en lo referente al 11-M, y postergar a Acebes y Zaplana, sobre todo al primero. Para Gallardón es necesario pasar página en el 11-M y recuperar la entente con CiU

Ocurrió durante la ceremonia de entrega del premio al Mejor Coche del Año 2006 -11 de marzo-, egregia convocatoria del diario ABC. Compartían mesa, entre otros, el director de ABC, José Antonio Zarzalejos, el ministro de Industria, José Montilla, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón. Surge en la conversación el conocido Dúo Mecánico los periodistas Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos-, que no reciben especiales parabienes. El director de ABC considera que entre ambos están destrozando al Partido Popular y a la derecha española, mientras Esperanza Aguirre guarda un respetuoso silencio y Montilla parece el más moderado de la zona. Pero la verdadera sorpresa llega cuando el alcalde de Madrid, salta al ruedo y tras asegurar que Zarzalejos está en lo cierto, y que El Mundo está distorsionando la actitud del Partido Popular en la materia, enfila contra FJL, al que simplemente califica de fascista.

Días después, exactamente el viernes 17, el diario monárquico o así- publica una entrevista con el alcalde capitalino donde pone letra a una música ya incoada. Gallardón pide que el PP, es decir, su partido, respete al juez y el fiscal del 11-M. En otras palabras, le estaba pidiendo a Rajoy, quien le ha ofrecido el cargo de secretario general, que rompa con el aznarismo, que aún continúa pendiente, como Pedro J. Ramírez y FJL, de descubrir, no sólo a ETA detrás del 11-M, sino al PSOE.

Gallardón sabe perfectamente que fue el director de El Mundo quien convenció a Mariano Rajoy para que realizara las desgraciadas declaraciones del pasado lunes 13, en las que aseguró que si la información sobre la mochila del diario El Mundo era cierta, habría que recomenzar todo el sumario del 11-M. Esto le atrajo las iras de toda la clase política e incluso de sectores de sus propio partido. A la cabeza de los contrarios se coloca ahora, precisamente, Gallardón. Además, para el alcalde de Madrid, el político de derechas mejor visto en el PSOE, lo importante es ganarse el favor de Jesús Polanco, no el de Pedro J. Ramírez. El País y la SER son mucho más importantes que El Mundo y la COPE.

Y el diario ABC se ha apresurado a recoger el guante. En palabras que seguramente firmaría el secretario general del PSOE, Pepe Blanco, anima al PP a no desligarse de la sociedad. Por cierto, el resumen de prensa de La Moncloa, otra casualidad, del viernes 17, recoge en portada las declaraciones de Gallardón y destaca el editorial de ABC, que resume con estas palabras: Cuanto más se parezca el PP a la sociedad más fácil tendrá la vuelta a La Moncloa La simbiosis de los distintos tonos, inquietudes o familias que integra el proyecto liderado por Rajoy aparecen hoy como el único camino para el regreso al poder.

¿Cuál es el objetivo final del alcalde de Madrid? Pues muy sencillo : situarse en la secretaría general del partido pero sin sombra del aznarismo, con Ángel Acebes finiquitado y, si fuera posible, también Eduardo Zaplana. Al tiempo, recupera al siempre recuperable Josep Piqué y a la nueva generación que ha prescindido de Aznar, y que durante el aznarismo nunca pasó de las secretarías de Estado. Además. Gallardón insiste en que el mayor error ha sido desvincularse del nacionalismo catalán de CiU, a pesar de su espíritu montaraz durante la negociación del Estatut. Y quiere recuperar la interlocución, mientras mantiene la línea de colaboración con el ministro de Defensa, José Bono, por si el PSOE, cosa extraña, se rompiera.

La pregunta es: ¿Por qué Mariano Rajoy acepta reprimendas de un alcalde a quien no tiene por qué aupar al segundo puesto y que, además, no esconde su obsesión por ser candidato a la Presidencia? Pues muy sencillo : Rajoy sabe que si el PP no llega a La Moncloa en 2008 será el fin de su carrera política. Gallardón está cada día peor visto en Madrid, pero es el líder del PP más popular en el resto de España (en Madrid, a pesar de la faraónicas obras, es una pieza importante para ganar en 2007). Además, si en 2008 el partido se despeña, volverá Aznar o volverá Rodrigo Rato, a quien no le gusta Rajoy, pero mucho menos Gallardón. No, el plan es que Gallardón se presente a la Alcaldía de Madrid en 2007 y que una vez conseguido el puesto abandone el sillón de mando para cedérselo, por qué no, a Ana Botella.

Por tanto, ahora Rajoy tiene que optar: o sigue la estela que le ofrecen Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos, empeñados en deslegitimar los resultados electorales del 14-M, u opta por las tesis de Gallardón, que parecen más prometedoras aunque, eso sí, a costa de introducir al enemigo en la cama.

No es el PSOE, a pesar de todas sus diferencias por la política errática de Zapatero, quien se puede romper, sino el primer partido de la oposición.