El Departamento de Salud del Ayuntamiento de Madrid lleva meses repartiendo la píldora del día después entre las adolescentes. Como es sabido, la famosa píldora resulta abortiva en el 75% de las ocasiones. Sin embargo, el Ayuntamiento de la capital sostiene que no es abortiva "incluso si la mujer estuviera embarazada". Miente.

Y lo peor es que miente apelando a verdades científicas. Ya saben los "prestigiosos científicos". Y atención a los referentes científicos del Ayuntamiento de Madrid: La Internacional de Planificación Familiar, el gran abortero mundial promotor de la cultura de la muerte e implicado empresarialmente con el negociazo de la píldora del día después. Y más: el Ayuntamiento de Madrid también apela a los informes de la OMS y del Fondo de Población de Naciones Unidas, los dos organismos encargados de expandir el aborto por el mundo como se está demostrando estos días en la Cumbre de Naciones Unidas sobre la Mujer.

Gallardón se alinea con lo más "progre" del mundo mundial. Lo malo es que este progresismo siega muchas vidas todos los años. Pequeñas, pero vidas. Pero es que encima tiene la desfachatez de justificar su actividad en las "verdades científicas" y el bienestar de la ciudadanía. Si el pelotazo hormonal descompensa a las adolescentes o la imposibilita para fecundar en el futuro debe entenderse como "bienestar ciudadano".

Es sí, Gallardón, que es todo un tolerante, permite que los profesionales  apelen a la objeción de conciencia. Claro que, en tal caso, su futuro laboral será incierto. Todo un "progreso" de don Alberto que aspira a más altas cotas de la política, más allá de la dirección del tráfico en Madrid.