El alcalde de Madrid se sirvió de su amigo socialista para fastidiar a su compañera de partido, Esperanza Aguirre, en la batalla por Caja Madrid

No cabe duda de que el alcalde de Madrid es el líder más querido por los socialistas, de hecho, Gallardón no se perdió la presentación del alcalde de Barcelona, Jordi Hereu.

Durante la mañana del martes se celebraba un desayuno informativo, organizado por Europa Press, en un hotel céntrico de la capital. Entre los invitados, el citado Gallardón, dos ministros, Chaves y Corbacho y el director general de la DGT, Pere Navarro.

Tras un breve y laudatorio autobombo sobre las lindezas de Barcelona (mejora del sistema de financiación, la nueva línea de metro, el nuevo trabajo con Francia de cara a establecer lazos con el Tren de Alta Velocidad, o afirmar que Barcelona es la capital global de negocios), el alcalde de la ciudad condal avanzó que los retos son los que le motivan. Tal vez porque allí las encuestas le dan perdedor, el representante del PSC se presentó en la capital de España para ofrecer una imagen depurada e innovadora de la ciudad catalana. 

Insistió en que tiene que existir mucha más cooperación y diálogo entre gobiernos, para que se liberen a los cooperantes españoles secuestrados: hay que ser prudentes, discretos, es una responsabilidad del Estado, sólo puedo manifestar mi solidaridad con las familias de los afectados.

Por otro lado se refirió a la Cataluña mayoritaria, esa Cataluña de dos polos; uno, el españolismo que niega la diversidad y, dos, la separación del proyecto de España. Sobre los dos puntos indicó que se retroalimentan mutuamente y que en medio se encuentra el pueblo catalán, que cree en el Estatut y en un aeropuerto mejor acondicionado.

Si fuera alcalde de Madrid, ¿volvería a presentarse a la candidatura para los Juegos Olímpicos? Hereu se hace el remolón. De cara a él está Gallardón, que se ríe, y el dirigente socialista le echa un capote: valió la pena intentarlo, la supo apoyar, no sé. Eso sí, las decisiones no deben tomarse en caliente. ¿Aprenderá algún día Gallardón?