Es verdad que el PSOE está partido en dos en relación al Estatuto. Los críticos con la reforma estatutaria terminan aprobando su admisión a trámite. Y eso ha generado no poca polémica interna. Las cosas, sin embargo, no están mejor en la casa de los populares. Mariano Rajoy ha optado este fin de semana por una enmienda a la totalidad o bien el rechazo global del texto.

Sin embargo, distintas voces han solicitado que el PP se baje a la arena del debate. Finalmente va terminar saliendo y no podemos permitir que sea un Estatuto vigente en Cataluña donde el PP no haya participado, señala. O sí, que diría Mariano Rajoy. Porque finalmente, los socialistas tienen como estrategia arrinconar al PP y fabricar una segunda transición entre las izquierdas y los nacionalistas. Y los populares saben que la estrategia de levantar el velo ofrece réditos políticos como señalan las encuestas.

Así que la estrategia de Rajoy pasa por el pacto entre los dos principales partidos o enmienda a la totalidad. Nada de remiendos. Sin embargo, el padre de la patria y diputado popular, Gabriel Cisneros, se muestra contrario a esta práctica. Le parece que supondrá una seria ruptura irreparable. Reconoce que en la enmienda del texto existe el riesgo de que el PSOE recoja las enmiendas del PP como herramienta de negociación, pero aún así considera que el PP debe fajarse en el debate de los artículos uno por uno.

Quien también se muestra partidario del debate es el líder del PP catalán, Josep Piqué, quien aboga por superar los maximalismos manifestados hasta ahora. Es mucho más cauto a la hora de manifestar sus preferencias en la estrategia de negociación que Cisneros. Pero apuesta por lo mismo. Ambos han perdido. Rajoy está dispuesto a estirar la cuerda. En primer lugar porque considera que todo esfuerzo de consenso será inútil si la otra parte no tiene verdadera voluntad de negociación. Pero es que además, el PP ha descubierto en el Estatut su verdadero nicho electoral. Y Rajoy está dispuesto a aprovecharlo.