Sr. Director:

El pasado día 27 de septiembre de 2006, se produjo un sorteo de Vivienda Joven de la Comunidad de Madrid, en el municipio de Móstoles, se sorteaban 779 viviendas en régimen de arrendamiento con opción a compra.

En dicho sorteo participábamos 79.000 jóvenes inscritos en la Lista Única de la Comunidad de Madrid. Todos nosotros optábamos a las viviendas del municipio de Móstoles, entre muchos otros. Cuando echamos la solicitud (en mi caso fue en noviembre del 2005) solamente nos exigieron cumplir los requisitos generales que marco a continuación:

-Edad inferior a 35 años.

-Ingresos familiares no superiores a 5.5 veces el IPREM.

-No ser titular del pleno dominio de un derecho real de uso o disfrute sobre otra vivienda sujeta a régimen de protección en todo el territorio nacional o sobre una vivienda libre en toda la Comunidad de Madrid.

Todos estos requisitos los cumplíamos, pero unos días antes del sorteo de estas viviendas, el Ayuntamiento de Móstoles añadió dos requisitos más:

-Estar empadronado en Móstoles o trabajando en dicho municipio con una antigüedad al 31 de diciembre de 2005.

Muchos de los participantes que optábamos a esas viviendas no cumplíamos estos requisitos (que no son nada justos, porque es un plan para todos los jóvenes de la Comunidad de Madrid, no solo para los jóvenes de Mostotes)

El problema viene cuando, en lugar de meter en el sorteo sólo a las personas que cumplían dichos requisitos (como ya hizo Navalcarnero y como se especifica que se procederá en la Guía Informativa de la Vivienda) nos meten a todos los inscritos en la Lista Única.

Si no cumplíamos estos requisitos, ¿por qué nos meten en el sorteo de dichas viviendas? ¿Para que nos toque y luego nos las quiten?, pues no estamos de acuerdo, ha sido una mala gestión del Ayto de Móstoles y del Plan de Vivienda Joven de la Comunidad de Madrid. Somos 549 y estamos creando una plataforma para luchar por lo que es nuestro y ahora nos quieren quitar, (nos dan un boleto de lotería premiado que ahora NO nos quieren pagar).

Es una injusticia.

Miriam Pérez Cabrera

miry_calal@hotmail.com