Sr. Director:
Mientras las agencias de viajes (menos Marsans, cuyos trabajadores han quedado vilmente en la calle, gracias a dos sujetos, uno de los cuales paradójicamente presidía la CEOE hasta hace poco, cuando prima facie habría motivos para que no pudiera deambular libremente) supongo que estarán haciendo su agosto con la beatificación de Juan Pablo II el próximo día 1 de mayo, Fiesta de la Divina Misericordia y del Trabajo (él, que fue obrero en unas canteras), nuestro embajador ante la Santa Sede, Paco Vázquez, no tiene prisa por volver a España.

 

Decían que cesaría tras la venida del Papa en noviembre pasado a Santiago y Barcelona. No tiene prisa para defender al pueblo, cargo para el que parece estar designado, quizá porque el pueblo ya está bien defendido con diecisiete defensores, uno por Comunidad Autónoma. De ahí que le habrá dicho a ZP que espere hasta el verano, para poder presidir la delegación española que asista a los actos de beatificación del anterior Pontífice. Porque no creo que vaya el propio ZP o Rubalcaba: sería una incoherencia en dos personas ateas o agnósticas, y beligerantemente laicistas. Aunque ya se sabe que no se caracterizan precisamente por su coherencia, sino por el interés sectario o partidista. El día 22 de mayo tenemos elecciones, y quizá en su estrategia convenga dar una imagen moderada, y hacerse la foto, que para ZP ya sabemos (lo ha dicho él mismo), que es lo más importante. Quizá la consejera de Estado Fernández de la Vega esté también moviendo sus hilos para meterse en la delegación, y así descansar un poco de su asfixiante trabajo...

Además, al pueblo español le ha salido ahora una defensora cualificada: Ángela Merkel, que está dispuesta a contratar parados españoles cualificados.

No, si a este paso habría que suprimir el Ministerio de Trabajo.

Va a ser cierto eso de que estamos de facto intervenidos.

Fernando Ferrín Calamita