A mediodía de este jueves se celebraba un almuerzo con ocasión del Encuentro Iberoamericano sobre la extensión del crédito. El responsable latinoamericano del SCH, Francisco Luzón, comparecía para mostrar a sus compañeros banqueros y bancarios su optimismo en la región. Según el Latinobarómetro 2005, la sociedad ha dejado de creer que los bancos tienen un poder omnímodo y consideran que su influencia es ligeramente superior a la de los sindicatos, pero inferior a las capacidades de los gobiernos. Eso, como es lógico, ha provocado una mejora en la credibilidad de los bancos latinoamericanos, que se encuentra por debajo de los bomberos, la Iglesia y la radio, pero por encima de las empresas. Los bancos hemos dejado de ser el chivo expiatorio de las insatisfacciones sociales, concluye Luzón.

En este nuevo escenario ha contribuido sin duda la concentración bancaria en la región, permitiendo que entidades financieras sólidas con bases de capital fuertes jueguen en la primera división mundial, sostiene Luzón, que explica que entre el las cinco mayores entidades hispanoamericanas agrupan el 35% del negocio y que los 27 mayores bancos concentran el 70% de la actividad financiera de la zona.

Más. Estamos a favor del crecimiento sostenile y socialmente responsable, apunta Luzón. Y matiza: No por filantropía, sino porque la estabilidad macroeconómica y la reducción de la volatilidad social resultan esenciales para el negocio bancario. En este sentido, muestra su compromiso por el incremento de la bancarización al mismo tiempo que manifiesta la inmensa oportunidad de prosperidad y crecimiento para los bancos y para la gente. En su opinión, existe una inmensa oportunidad de crecimiento, ya que el endeudamiento medio del español es dos veces su renta per capita, mientras que el endeudamiento medio del hispanoamericano se encuentra en el 12%. Prefiero ver el vaso medio lleno de la oportunidad.

Y un último apunte. Luzón lanza un mensaje para gobiernos y autoridades financieras. A estas últimas les pide que privilegien menos la seguridad y apuesten decididamente por el crecimiento y la democratización financiera. A los gobiernos les pide que se desapalanquen porque los bancos latinoamericanos invierten cerca de 500.000 millones de euros del ahorro de los ciudadanos en financiar la deuda de los estados. No se trata de ortodoxia, sino de aritmética, la deuda de los estados produce un efecto expulsión de la financiación privada. Así de claro. Ya sólo queda que le escuchen.