• La petrolera mexicana ha comunicado a la SEC que el 4,12% de la española es un activo disponible para la venta.
  • Rajoy defiende a Brufau, aunque en Moncloa responden que no les agrada la tensión en las cúpulas empresariales.
  • En Buenos Aires, Cristina Fernández de Kirchner se radicaliza, con el nombramiento de Axel Kicillof (marxista de la Cámpora) como ministro de Economía.
  • Con ello, imposibilita cualquier acuerdo con Repsol, que prepara la demanda definitiva ante el CIADI, que se aproximará a los 10.000 millones de euros.

La alianza entre la mexicana Pemex y la argentina YPF contra la española Repsol ha vivido los pasados días su punto álgido: el intento de Pemex por controlar Repsol en una operación donde no ha obtenido otro apoyo que el de la argentina YPF... que no tiene medios para apoyar.

Por parte: el Gobierno mexicano no está dispuesto a que Pemex invierta en el exterior. Que invierta en México, porque el futuro pinta más bien negro. De hecho, la algarada contra Repsol tenía por base el apoyo financiero de fondos, siempre dispuestos a pescar en aguas revueltas pero lo cierto es que Repsol es una empresa estratégica para España y el Gobierno Rajoy ha dejado claro que no está dispuesto a autorizar nada. Es cierto que a Rajoy no le gustan las peleas en las cúpulas, pero ahora tiene muy claro dónde está.

La Caixa, otro accionista de referencia de la petrolera, apoya a Antonio Brufau (en la imagen) y la constructora Sacyr necesita el dividendo de Repsol y no está dispuesta a participar en aventuras. El fondo Temasek apoya a Brufau y entró en Repsol de la mano de Isidro Fainé, presidente de Caixabank. Así que tampoco está por la labor.

Ha sido, más que nada, una guerra mediática, que, no en vano, tanto Pemex como YPF se están gastando sus dineros en contratar gabinetes de comunicación en España.

Y lo de Argentina aún suena peor. Cristina Fernández de Kirchner, recuperada de su operación, ha elevado al marxista, afín al grupo Cámpora, que aún lidera Máximo Kirchner. Kicillof es un ultra marxista hacedor de la expropiación de YPF. Su ascenso imposibilita cualquier acuerdo con Repsol. De hecho, a partir de ahora sólo cabe esperar a que el CIADI forme el tribunal y a que Repsol ponga la cifra de reclamación sobre la mesa, cifra que se aproximará más a los 10.000 millones de euros.

Ahora, queda la incógnita de lo que hará Pemex con su 10% de Repsol. O compra más, lo que no gustará al propio Gobierno Peña Nieto, o comenzará a vender para marcharse. Precisamente, este martes, la compañía mexicana registró un documento ante el supervisor del mercado estadounidense (SEC) en el que incluye el 4,12% de Repsol como activo disponible para la venta. Desde Repsol ya le han comunicado que no comprarán su parte a cambio de activos. Por si se les había ocurrido.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com