La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, está que echa las muelas con la "herencia" recibida. Nada más tomar posesión de su cargo denunció que la mayoría de su presupuesto estaba previamente adjudicado y que, por tanto, tendría escaso margen de maniobra. "El presupuesto está retenido y comprometido", señala. ¿Qué significará eso de retenido?

Pero claro, eso de la retención no le gusta nada, así que ha optado por desarrollar un plan extraordinario de carreteras con una dotación de 465 millones de euros, que, principalmente, sirve para corregir las inversiones en infraestructuras destinadas a Cataluña, que actualmente suman el 19,10% del presupuesto.

Por lo demás, el presupuesto de 2005 en infraestructuras asciende a 13.082 millones de euros, lo que representa un crecimiento del 5,67% con respecto a las cuentas de 2004. Un crecimiento inferior al del PIB nominal que abona la crítica de algunos economistas de que el presupuesto presentado es poco inversor.

La anécdota de la jornada vino por los malos modos de "Mandatela": déspota con sus colaboradores y maleducada con los periodistas. "A ver, he dicho que se identifique", reclama la ministra en su tono de enfado permanente. "Soy Fulanita, del diario El País"...